El truco más ingenioso del Sistema. Tedd Kaczynski

El mayor lujo que se permitirá la sociedad de la necesidad tecnológica, será arrebatar todo beneficio que se derivara de la revuelta estéril y la sonrisa aquiescente.

Jacques Ellul [1]

 

El Sistema se ha dedicado a engañar a todos los aspirantes a revolucionario y rebelde. Su truco es tan astuto que, si se hubiera planeado conscientemente, uno tendría que admirarlo por su elegancia casi matemática.

 

1. Lo que el Sistema no es

 

Empecemos aclarando lo que el Sistema no es. El Sistema no es George W. Bush con sus consejeros y apuntadores, no son los policías que maltratan a quienes protestan, no son los presidentes de las multinacionales, y no son los Frankesteins que en sus laboratorios llevan a cabo sus juegos criminales con los genes de seres vivos. Todos estos son lacayos del Sistema, pero por sí solos no constituyen el Sistema. Precisamente, los valores individuales y personales, así como las actitudes, las creencias y el comportamiento de esta gente, podrían significar un conflicto considerable frente a las necesidades del Sistema.

 

Ilustrando el caso con un ejemplo, el Sistema necesita que se respete el derecho a la propiedad, pero aún así esos presidentes, policías, científicos y políticos, a veces roban. (Al hablar de robar, no nos limitamos a la sustracción de objetos físicos. Podríamos incluir las propiedades adquiridas con fines ilegales, como evadir el impuesto sobre la renta, aceptar sobornos, y algún otro tipo de chanchullos y corrupción.) Pero el hecho de que esos presidentes, policías, científicos y políticos a veces roben, no significa que robar sea parte del Sistema. Al contrario, cuando un policía o un político roba algo, se está rebelando contra la necesidad que tiene el Sistema de que se respete la ley y la propiedad. Pero, incluso cuando roban, estas personas permanecen fieles al Sistema en la medida en que, de cara al público, mantienen su apoyo personal a la ley y la propiedad.

 

Da igual el acto ilegal que cometan los políticos, policías o empresarios, en calidad de individuos; el robo, los sobornos, y los chanchullos no son parte del Sistema sino males que le aquejan. Cuanto menos robo hay, mejor funciona el Sistema; y ese es el motivo por el que los lacayos y promotores del Sistema siempre abogan por el cumplimiento de la ley de cara al público, incluso cuando a veces ellos mismos encuentran conveniente quebrantarla en privado.

 

Y pondré otro ejemplo. Aunque los policías sean los matones del Sistema, la brutalidad policial no es parte del Sistema. Cuando los policías dejan hecho mierda a un sospechoso a base de palizas, no están haciendo el trabajo del Sistema, solo están dejando fluir su propia ira y hostilidad. La meta del Sistema no es ni la brutalidad, ni las demostraciones de ira. En lo que concierne al trabajo policial, la meta del Sistema es imponer la obediencia a sus normas, y hacerlo sin dilación, con la menor violencia posible, y evitando crearse mala publicidad. Así, desde el punto de vista del Sistema, el policía ideal sería aquel que nunca se enfadara, que nunca usara más violencia de la necesaria, y que, en la medida de lo posible, recurra a la manipulación antes que a la fuerza para mantener a la gente bajo control. La brutalidad policial solo es otro mal de los que aquejan al Sistema, no es parte de él.

 

Y como prueba tenemos la actitud de los medios de comunicación. Los medios mayoritarios condenan la brutalidad policial de una forma casi universal. Por supuesto, la actitud dichos medios representa por lo general el consenso entre las opiniones de las clases poderosas de nuestra sociedad, ya que esto es algo bueno para el Sistema.

 

Lo que acabamos de comentar acerca del robo, los chanchullos, y la brutalidad policial, también se aplica a los asuntos de discriminación y persecución, tales como racismo, sexismo, homofobia, pobreza, y explotación laboral. Todas estas cosas son malas para el Sistema. Por ejemplo, cuanto más despreciada y marginada se sienta la gente negra, más propensos serán a dedicarse al crimen y menos a dedicarse a una profesión que les convierta en alguien útil para el Sistema. La tecnología moderna, con sus rápidos transportes de larga distancia y su perturbación de los estilos de vida tradicionales, nos ha llevado a una mezcla poblacional, de modo que en nuestros días, la gente de distintas razas, nacionalidades, culturas y religiones, tiene que vivir y trabajar hombro con hombro. Si la gente se dedica a odiarse o a rechazarse los unos a los otros basándose en cuestiones de raza, etnia, religión, preferencia sexual, etc., los conflictos que resultarían de ello interferirían con el funcionamiento del Sistema. Exceptuando a algunos restos fósiles del pasado como Jesse Helms, los cabecillas del Sistema conocen este hecho perfectamente, y por eso mismo se nos enseña, tanto en la escuela como desde los medios de comunicación, que el racismo, el sexismo, la homofobia, y demás, son males sociales a erradicar.

 

Sin duda, algunos de los cabecillas del Sistema, algunos políticos, científicos y altos directivos, piensan que el lugar de la mujer está dentro de casa, o que los matrimonios homosexuales e interraciales son repugnantes. Pero incluso aunque la mayoría de ellos pensara de ese modo, no significaría que el racismo, el sexismo y la homofobia fueran parte del Sistema, tal y como la existencia del robo entre las altas esferas no significa que el robo en sí sea parte del Sistema. Igual que el Sistema debe promover el respeto por la ley y la propiedad en pro de su propia seguridad, también se ve obligado a poner freno al racismo y otros tipos de persecución por la misma razón. Es por esto por lo que el Sistema, a pesar de cualquier desviación personal por parte de los individuos que conforman su élite, está básicamente obligado a acallar la discriminación y las persecuciones.

Como prueba, observemos de nuevo la actitud de los medios de comunicación mayoritarios. Exceptuando las tímidas y breves disidencias ocasionales por parte de los pocos comentaristas atrevidos y reaccionarios, la propaganda de los medios favorece de modo abrumador la igualdad racial y sexual, y la aceptación de los matrimonios gays e interraciales.[2]

 

El Sistema necesita una población que sea mansa, no violenta, domesticada, dócil y obediente. Debe evitar cualquier conflicto o interrupción que pueda interferir con el funcionamiento ordenado de la máquina social. Además de suprimir las hostilidades raciales, étnicas, religiosas y de otro tipo, también tiene que suprimir o aprovechar para su propio beneficio todas las otras tendencias que podrían conducir a trastornos o desórdenes como el machismo, los impulsos agresivos y cualquier inclinación a la violencia.

 

Naturalmente, los antagonismos raciales y étnicos tradicionales mueren lentamente, el machismo, la agresividad y los impulsos violentos no son fácilmente suprimidos, y las actitudes hacia el sexo y la identidad de género no se transforman de la noche a la mañana. Por lo tanto hay muchas personas que resisten estos cambios, y el Sistema se enfrenta con el problema de superar su resistencia.[3]

2. Cómo explota el Sistema el impulso por rebelarse

 

Todos los que estamos dentro de la sociedad moderna nos vemos atrapados por una densa red de normas y reglamentos. Estamos a merced de grandes organizaciones, tales como empresas, gobiernos, sindicatos, universidades, iglesias, y partidos políticos, y como consecuencia nos sentimos impotentes. El resultado de la servidumbre, la impotencia y demás humillaciones que el Sistema nos inflige, es una amplia frustración, que nos impulsa a rebelarnos. Y es entonces cuando el Sistema usa su truco más ingenioso: Con un ligero movimiento de mano, convierte la rebelión en algo de lo que sacar provecho.

 

Mucha gente no comprende cuál es la raíz de su frustración, por lo que su rebelión no tiene rumbo fijo. Saben que se quieren rebelar, pero no saben “contra qué quieren rebelarse”. Afortunadamente, el Sistema es capaz de rellenar ese vacío proveyéndoles de una larga lista de estereotipadas reivindicaciones estándar contra las que rebelarse: racismo, homofobia, asuntos de la mujer, pobreza, explotación laboral… todo el cesto de la ropa sucia de asuntos “de activistas”.

 

Un gran número de aspirantes a rebelde muerden el anzuelo. Al luchar contra el racismo, el sexismo, etc., etc., solo le están haciendo el trabajo al Sistema. Aún así, ellos creen que se están rebelando contra el Sistema. ¿Cómo es posible?

 

Primero, hace cincuenta años, el Sistema no se había comprometido con causas como la igualdad para los negros, las mujeres o los homosexuales, por lo que luchar por estas causas sí era una verdadera forma de rebelión. En consecuencia, a estas causas se las consideraba normalmente como causas rebeldes. Y han retenido dicho estatus hasta hoy en día debido a la tradición; exacto, porque cada generación de rebeldes imita a las generaciones que la preceden.

 

Segundo, aún existe un número considerable de personas que, como ya apunté antes, se resisten a los cambios sociales que el Sistema requiere, y algunas de estas personas son incluso miembros de la autoridad tales como policías, jueces o políticos. Estos últimos constituyen un objetivo para los aspirantes a revolucionario, alguien contra quien rebelarse. Los comentaristas como Rush Limbaugh agilizan el proceso al despotricar contra los activistas: Ver que están haciendo enfadar a alguien, lleva a los activistas a ampararse en la ilusión de que se están rebelando.

 

Tercero, con objeto de embarcarse en un conflicto incluso con los líderes de la mayoría del Sistema, que aceptan totalmente los cambios sociales que ellos demandan, los aspirantes a rebelde insisten en soluciones que van más allá de lo que los líderes del Sistema consideran prudente, y muestran una ira exagerada respecto a asuntos triviales. Por ejemplo, demandan indemnizaciones económicas para la gente negra, y normalmente se muestran rabiosos ante cualquier crítica a un movimiento minoritario, sin importar cuán prudente y razonable sea uno al criticar. De esta manera los activistas son capaces de mantener la ilusión de que se están rebelando contra el Sistema. Pero dicha ilusión es un absurdo. La agitación contra el racismo, el sexismo, la homofobia y similares, ya no constituye una rebelión mayor contra el Sistema que la agitación contra la corrupción política y los sobornos. Aquellos que luchan contra la corrupción política y los sobornos no se están rebelando contra el Sistema sino que lo están fortificando: Ayudan a que los políticos se mantengan fieles a las normas del Sistema. Aquellos que luchan contra el racismo, el sexismo y la homofobia, de igual modo están fortificando el Sistema: Ayudan al Sistema a suprimir las conductas desviadas que le causan problemas, tales como el racismo, el sexismo y la homofobia.

 

Pero los activistas no solo actúan como los defensores del Sistema. También actúan como una especie de pararrayos que protege al Sistema al adelantarse al resentimiento popular y a sus instituciones. Por ejemplo, había varias razones para explicar por qué el Sistema se aprovechaba del hecho de sacar a la mujer del hogar e introducirla en el entorno laboral. Hace cincuenta años, si el Sistema, representado por el gobierno o por los medios, hubiera empezado por las buenas una campaña propagandística con intención de hacer socialmente aceptable el hecho de que la mujer se comenzara a centrar más en su vida laboral que en la doméstica, la característica resistencia al cambio por parte de los humanos habría llevado a un amplio rechazo popular. Lo que realmente ocurrió fue que dichas propuestas de cambio fueron encabezadas por radicales feministas, cuyo rastro iba siguiendo el Sistema a una distancia prudencial. El rechazo de los miembros más conservadores de la sociedad fue dirigido primordialmente contra las feministas radicales antes que contra el Sistema y sus instituciones, porque los cambios patrocinados por el Sistema parecían lentos y moderados en comparación con las soluciones radicales por las que abogaban las feministas, e incluso esos cambios relativamente lentos se veían como algo forzado en la marcha del Sistema, como debidos a la presión de los radicales.

3. El truco más ingenioso del Sistema

 

Así que, en pocas palabras, el truco más ingenioso del Sistema es:

  1. Por el bien de su propia eficiencia y seguridad, el Sistema necesita provocar cambios radicales y profundos en la sociedad para ajustarse a las condiciones cambiantes que resultan del progreso tecnológico.

  2. La frustración devenida de vivir bajo las circunstancias impuestas por el Sistema lleva a sentir impulsos de rebelión.

  3. El Sistema se apropiará de esos impulsos de rebelión para realizar los cambios sociales que este requiera; los activistas se “rebelan” en contra los valores viejos y desfasados que dejan de serle útiles al Sistema, y a favor de los nuevos valores que el Sistema necesita que aceptemos.

  4. Así, los impulsos rebeldes que de otra manera podrían haber sido peligrosos para el Sistema, se van por un sumidero que, no solo es inofensivo para el Sistema, sino que le es útil.

  5. La mayoría del rechazo popular resultante de los cambios sociales, avanza esquivando al Sistema y sus instituciones, para acabar volcándose en los radicales que encabezan dichos cambios.

 

Por supuesto, este truco no fue planeado con antelación por parte de los líderes del Sistema, los cuales ni siquiera son totalmente conscientes de estar usando un truco. El funcionamiento sería algo similar a esto:

Cuando deciden cómo se posicionan ante determinado asunto, los redactores, editores y dueños de los medios de comunicación, deben considerar varios factores, consciente o inconscientemente. Deben considerar cómo reaccionarán los lectores a cualquier cosa que impriman o retransmitan acerca del tema; deben considerar cómo reaccionarán sus patrocinadores, sus colegas de los medios, y otras personas poderosas; y también deben considerar el efecto que lo que impriman o retransmitan tendrá sobre la seguridad del Sistema.

 

Estas consideraciones prácticas normalmente tendrán más peso en la decisión que cualquier opinión personal respecto al asunto. Las opiniones personales de los dirigentes de los medios, de sus patrocinadores, y de otras personas poderosas, son variadas. Pueden ser liberales o conservadores, religiosos o ateos. El único campo universal común a todos los líderes, es su compromiso con el Sistema, con su seguridad y con su poder. Por lo tanto, dentro de los límites impuestos por lo que el público está dispuesto a aceptar, el principal factor determinante de las actitudes propagadas por los medios, es un consenso aproximado de las opiniones de los dirigentes mediáticos, los patrocinadores y otras personas poderosas, en base a lo que es bueno para el Sistema.

 

Por lo tanto, cuando un redactor u otra persona importante de los medios decide qué actitud tomar frente a determinado movimiento o causa, lo primero en lo que piensa es en si es algo bueno o malo para el Sistema. Quizá se diga a sí mismo que su decisión está basada en el campo de la moral, en el de la filosofía, o en el de la religión, pero es un hecho observable que, en la práctica, la seguridad del Sistema toma preferencia ante los demás factores involucrados en la determinación de la actitud de los medios. Por ejemplo, si un redactor de una revista de actualidad se fija en el “movimiento de milicias”, puede o no simpatizar personalmente con algunas de sus reivindicaciones y metas, pero también ve que habrá un fuerte consenso entre sus patrocinadores y colegas de los medios respecto a que el “movimiento de milicia” es potencialmente peligroso para el Sistema y por lo tanto debe ser rechazado. Bajo estas circunstancias, él sabe que es mejor que su revista adopte una actitud negativa hacia el “movimiento de milicia». La actitud negativa de los medios es presumiblemente una parte de la razón por la que el “movimiento de milicia” ha caído.

 

Cuando el mismo redactor se fija en las radicales feministas ve que algunas de sus propuestas más extremas serían peligrosas para el Sistema, pero también ve que las feministas albergan una parte muy útil para el Sistema. La participación de la mujer en el mundo tecnológico y empresarial les integra mejor en el Sistema a ellas y a sus familias. Sus aptitudes pasan a servir al Sistema en los asuntos técnicos y de negocios. El énfasis que ponen las feministas en acabar con la violencia doméstica y las violaciones también responde a las necesidades del Sistema, ya que el maltrato y las violaciones, como otras formas de violencia, son peligrosas para el Sistema. Quizá más importante aún, el redactor reconoce la nimiedad e insignificancia del trabajo doméstico moderno, y ve que el aislamiento social del ama de casa moderna puede desencadenar frustración en muchas mujeres; frustración que causará problemas al Sistema, a no ser que se les permita recurrir a la salida de desarrollar una carrera en el mundo técnico y empresarial.

 

Incluso si el redactor es del tipo machote, que personalmente se siente más cómodo con la mujer en una posición subordinada, sabe que el feminismo, al menos en una forma relativamente moderada, es bueno para el Sistema. Sabe que la postura de su editorial debe ser favorable respecto al feminismo moderado, pues de otro modo se enfrentaría al rechazo de sus patrocinadores y demás personas influyentes. Es por esto por lo que la actitud de los medios mayoritarios normalmente ha consistido en apoyar al feminismo moderado, luego una mezcla respecto al feminismo radical, y finalmente una respuesta totalmente hostil frente a las posiciones feministas más extremistas. A través de este tipo de procesos, los movimientos rebeldes que son peligrosos para el Sistema están sujetos a propaganda negativa, mientras que los movimientos rebeldes que se cree que son útiles para el Sistema reciben un apoyo prudente desde los medios. La absorción inconsciente de la propaganda proveniente de los medios induce a los aspirantes a rebelde a “rebelarse” de una manera que en realidad sirve a los intereses del Sistema.

 

Los intelectuales de las universidades también juegan un rol importante en la realización del truco más ingenioso del Sistema: Aunque les guste fantasear con que son pensadores independientes, los intelectuales son (salvo excepciones puntuales) el grupo más sobresocializado, el más conformista, el más dócil y domesticado, el más mimado, dependiente y endeble de todos los grupos en la América de hoy en día. Como resultado, su impuso por rebelarse es particularmente fuerte. Pero, como son incapaces de pensar de manera independiente, la rebelión real se torna imposible para ellos. En consecuencia, están enganchados al truco del Sistema, ya que les permite irritar a la gente y disfrutar de la ilusión de rebelarse sin tener que cambiar jamás los valores básicos del Sistema. Como son los profesores de gente joven, están en posición de ayudar al Sistema a utilizar su truco para engañar a los jóvenes, cosa que hacen al canalizar los impulsos rebeldes de dichos jóvenes hacia objetivos estándar estereotipados: racismo, colonialismo, asuntos femeninos, etc. La gente joven que no es estudiante de la universidad, a través de los medios o del contacto personal, aprende sobre esos temas de “justicia social” por los que los estudiantes se rebelan, e imitan a dichos estudiantes. Así se convierte una cultura juvenil en un modo estereotipado de rebelión que se propaga mediante la imitación de los colegas, del mismo modo que los peinados, la ropa, y otras modas también se propagan mediante la imitación.

4. El truco no es perfecto

 

Como es natural, el truco del Sistema no funciona a la perfección. No todas las posiciones adoptadas por la comunidad “activista” son compatibles con las necesidades del Sistema. A este respecto, algunas de las dificultades más importantes a las que el Sistema hace frente están relacionadas con el conflicto entre los dos tipos distintos de propaganda que el Sistema debe usar, propaganda de integración y propaganda de agitación.[4]

 

La propaganda de integración es el principal mecanismo de socialización en la sociedad moderna. Es propaganda que está diseñada para inculcar en la gente las actitudes, creencias, valores y hábitos que necesitan tener, con el fin de ser herramientas del Sistema útiles y seguras. Enseña a la gente a reprimir o sublimar permanentemente aquellos impulsos emocionales que sean peligrosos para el Sistema. Está más enfocada a actitudes de largo plazo y valores profundamente arraigados de gran aplicación, que a las actitudes frente a temas específicos y actuales. La propaganda de agitación se aprovecha de las emociones de la gente para despertar en ellos ciertas actitudes o comportamientos frente a temas actuales y específicos. En vez de enseñar a la gente a reprimir sus impulsos emocionales peligrosos, busca estimular ciertas emociones para unos propósitos bien definidos y localizados temporalmente.

 

El Sistema necesita una población disciplinada, dócil, cooperativa, pasiva y dependiente. Sobre todo requiere una población pacífica, ya que necesita que el gobierno tenga el monopolio del uso de la fuerza física. Por esta razón, la propaganda de integración nos dice que debemos horrorizarnos, asustarnos y espantarnos de la violencia, y así no nos veremos tentados a usarla ni siquiera cuando estemos muy enfadados. (Por “violencia” me refiero a los ataques físicos hacia seres humanos.) De una manera más general, la propaganda de integración nos ha de enseñar valores dulces y cariñosos, que enfaticen la falta de agresividad, la interdependencia, y la cooperación.

 

Por otra parte, en ciertos contextos el propio Sistema encuentra útil o necesario el recurrir a métodos agresivos y brutales para alcanzar sus propios objetivos. El ejemplo más obvio de esos métodos es la guerra. En tiempo de guerra el Sistema se apoya en la propaganda de agitación: Para ganar el apoyo popular respecto a una acción militar, se aprovecha de las emociones de la gente para hacer que se sientan asustados y furiosos con su real o hipotético enemigo.

 

Llegada esta situación se crea un conflicto entre la propaganda de integración y la propaganda de agitación. A aquella gente en la que calaron profundamente los tiernos valores del rechazo a la violencia no se le puede persuadir fácilmente para que dé su aprobación a una cruenta operación militar. Y aquí, en cierta medida, al truco del Sistema le sale el tiro por la culata. Los activistas, que se habían estado “rebelando” en pro de los valores de la propaganda de integración, continúan haciéndolo durante la guerra. Se oponen a la guerra no solo porque es violenta, sino porque es “racista”, “colonialista”, “imperialista”, etc. que son cosas contrarias a los valores dulces y cariñosos que la propaganda de integración les enseñó.

 

Al truco del Sistema también le sale el tiro por la culata en lo que concierne al trato de animales. Inevitablemente, mucha gente extrapola a los animales esos valores dulces de aversión a la violencia que les fueron enseñados respecto a los humanos. Les horroriza la matanza de animales para comer y otras prácticas dañinas para estos, como la reducción de la gallina a la categoría de máquina ponedora de huevos almacenada en minúsculas celdas, o el uso de animales para experimentos científicos. Hasta un punto, la oposición resultante al maltrato de animales puede ser útil para el Sistema: debido a que una dieta vegana es más eficiente en términos de utilización de recursos que una carnívora, el veganismo, si fuera ampliamente aceptado, ayudaría a llevar con mayor facilidad la carga que supone la limitación de los recursos de La Tierra con respecto al crecimiento demográfico. Pero activistas, el insistir en acabar con el uso de animales para experimentos científicos entra en conflicto directo con las necesidades del Sistema, ya que en las previsiones de futuro no se contempla a ningún sustituto factible que reemplace a los animales como sujetos de investigación. Sin embargo, el hecho de que al truco del Sistema le salga algún que otro tiro por la culata, no evita que globalmente sea un dispositivo increíblemente eficaz para inhibir los impulsos rebeldes en provecho del Sistema.

 

Hay que reconocer que el truco descrito aquí no es el único factor determinante respecto a la dirección que toman los impulsos rebeldes en nuestra sociedad. Mucha gente de hoy en día se siente débil e impotente (por la propia razón de que en realidad el Sistema sí que nos hace débiles e impotentes), y por ello se identifican de forma obsesiva con las víctimas, con el débil y con el oprimido. Esto es en parte la razón por la que, los asuntos de persecuciones, tales como el racismo, el sexismo, la homofobia o el neocolonialismo, se han convertido en asuntos estándar del activista.

5. Un ejemplo

 

Tengo aquí un texto de antropología[5] en el que he visto varios ejemplos adecuados para mostrar la manera en la que, los intelectuales de las universidades, ayudan al Sistema con su truco al disfrazar su conformismo de crítica a la sociedad moderna. Los mejores ejemplos se encuentran entre las páginas 132 y 136, donde el autor cita, de modo “adaptado”, un artículo de una tal Rhonda Kay Williamson, una persona intersexual (que es una persona que ha nacido con características físicas tanto masculinas como femeninas).

 

Williamson declara que los indios americanos no solo aceptaban a las personas intersexuales sino que las valoraban de forma especial.[6] Ella contrasta esta actitud con la euro-americana, equiparando esta última a la actitud que sus propios padres adoptaron hacia ella. Los padres de Williamson le maltrataron cruelmente. Acabaron consiguiendo que odiara su condición de intersexual. Le dijeron que estaba “maldita y en manos del demonio”, y le llevaban a iglesias carismáticas para que le extirparan al “demonio”. Incluso le daban paños en los que se suponía que tenía que “expulsar al demonio tosiendo”.

 

Pero obviamente, resulta ridículo equiparar esto con la actitud euro-americana. Podría aproximarse a la actitud euro-americana de hace 150 años, pero actualmente en América casi cualquier educador, psicólogo, o clérigo mayoritario, quedaría horrorizado al presenciar ese trato hacia una persona intersexual. Los medios de comunicación no retratarían dicha actitud bajo una óptica favorable ni en sueños. El típico americano de clase media de nuestros días, puede que no acepte la intersexualidad como lo hacían los indios, pero solo unos pocos no reconocerían la crueldad presente en el tipo de trato que recibió Williamson.

 

Obviamente los padres de Williamson eran desviados, unos majaretas religiosos cuyas actitudes y creencias traspasaban el límite impuesto por los valores del Sistema. Así, mientras Williamson se dedica a fingir una crítica a la sociedad euro-americana moderna, lo que en realidad hace es atacar solo a la minoría de desviados y a las culturas rezagadas que aún no se han adaptado a los valores dominantes de la América de hoy en día.

 

Haviland, el autor del libro, en la página 12 retrata a la antropología cultural como iconoclasta, como desafiante respecto a los supuestos asumidos de la sociedad occidental. Esto se aleja tanto de la verdad que sería incluso gracioso si no fuera tan patético. La corriente principal de la antropología americana moderna se encuentra bajo una miserable sumisión a los valores del Sistema y a los supuestos asumidos por este. Cuando los antropólogos de hoy en día pretenden poner en tela de juicio a los valores de su sociedad, lo más normal es que solo lo hagan con valores del pasado, obsoletos y pasados de moda, que en la actualidad no son defendidos por nadie, excepto por desviados y rezagados que dejaron de seguir los cambios culturales que el Sistema requiere que aceptemos.

 

El uso que hace Haviland del artículo de Williamson ilustra todo esto muy bien, y representa la línea general de todo su libro. Haviland da la lata con hechos etnográficos que enseñan lecciones políticamente correctas a sus lectores, pero desestima u omite todos los hechos etnográficos que son políticamente incorrectos. Así, mientras cita el apunte que hacía Williamson enfatizando que los indios aceptaban a las personas intersexuales, no menciona, por ejemplo, que entre muchas tribus indias a la mujer que cometía adulterio se le cortaba la nariz,[7] mientras que el hombre adúltero no recibía castigo alguno; o que entre la tribu corneja (Crow en inglés, Absaroka en nativo) el guerrero que recibiera un ataque por parte de un extranjero, debería matarle inmediatamente, o si no quedaría irreversiblemente deshonrado a ojos de su tribu;[8] Haviland tampoco debate sobre el uso habitual de la tortura por parte de los indios del Este de Estados Unidos.[9] Por supuesto, los hechos de este tipo representan violencia, machismo, y discriminación sexual, por lo que son incompatibles con los valores actuales del Sistema, y tienden a ser censurados por ser políticamente incorrectos. Pero no dudo de que Haviland sea totalmente sincero cuando dice creer que los antropólogos ponen en tela de juicio los supuestos asumidos por la sociedad occidental. Es fácil que la capacidad de autoengaño de los intelectuales de nuestras universidades llegue hasta ese punto.

 

En conclusión, quiero dejar claro que no estoy sugiriendo ni que sea bueno cortar narices por cometer adulterio, ni que se deba tolerar ningún otro abuso contra la mujer, ni que me gustaría ver a gente marginada o rechazada, ya sea porque son intersexuales o por su raza, religión, orientación sexual, etc., etc., etc. Pero en nuestra sociedad actual, esos problemas son, como mucho, cuestiones reformistas. El truco más ingenioso del Sistema consiste en encauzar hacia estas modestas reformas los impulsos rebeldes, que, de otro modo, podrían llevar a la acción revolucionaria

 

 

Notas

 

[1] Jacques Ellul, La Sociedad Tecnológica (The Technological Society), traducida por John Wilkinson, editada por Alfred A. Knopf, Nueva York, 1964, página 427.

[2] Bastaría con llevar a cabo un mínimo repaso de los medios de comunicación de masas dentro de los países industrializados modernos, o incluso dentro de los países que meramente aspiran a la modernidad, para confirmar que el Sistema está totalmente volcado en la tarea de eliminar la discriminación en función a la raza, religión, género, orientación sexual, etc., etc., etc. Resultaría fácil encontrar miles de ejemplos que ilustraran este hecho, pero aquí solo se citarán tres, provenientes de tres países dispares. El Sistema necesita que la población sea sumisa, pacífica, domesticada, dócil, y obediente. Necesita evitar cualquier tipo de conflicto o altercado que pudiera interferir con el normal funcionamiento del aparato social. Además de poner freno a las hostilidades raciales, étnicas o religiosas, también tiene que acallar o amarrar, por su propio bien, a cualquier otra tendencia que pudiera derivar en desorden o altercados, tales como el machismo, la agresividad, o cualquier tipo de predisposición por la violencia. Naturalmente, los tradicionales antagonismos étnicos y raciales tardan en morir; el machismo, la agresividad y los impulsos violentos no son fáciles de eliminar; y las diversas actitudes frente a la identidad sexual y de género, no cambian de la noche a la mañana. Así pues sigue habiendo muchos individuos que se resisten a estos cambios, y el Sistema se enfrenta al problema que supone intentar abatir dicha resistencia.

[3] En esta sección he mencionado lo que el Sistema no es, pero no he dicho lo que es. Un amigo mío me ha señalado que esto podría desconcertar al lector, así que será mejor que aclare que, para el propósito de este artículo, no es necesaria una definición precisa acerca de qué es el Sistema. No se me ocurre ni una sola manera de definir al Sistema en una sola frase cerrada y armoniosa, sin que, el hecho de abordar la cuestión de qué es el Sistema, supusiese a la vez la interrupción del curso del artículo con una digresión larga, intrincada e innecesaria; así que dejo ese asunto sin responder. No creo que mi falta de respuesta afecte a la comprensión del lector respecto a la idea que quise tratar en este artículo.

[4] Jacques Ellul debate los conceptos de “propaganda de integración” y “propaganda de agitación” en su libro Propaganda, editado por Alfred A. Knopf en 1965.

[5] William A. Haviland, Antropología Cultural, novena edicion, Harcourt Brace & Company, 1999.

[6] Asumo que esta afirmación es precisa. Ciertamente refleja la actitud de los Navajo. Véase Gladys A. Reichard, Navaho Religion: A Study of Symbolism, Princeton University Press, 1990, página 141. Este libro tiene un copyright original de 1950, bastante antes de que los antropólogos acabaran fuertemente politizados, así que no veo razón para suponer que dicha información ha sido sesgada.

[7] Esto es de sobra conocido. Algunos ejemplos: Angie Debo, Geronimo: The Man, His Time, His Place, University of Oklahoma Press, 1976, pag. 225; Thomas B. Marquis (intérprete), Wooden Leg: A Warrior Who Fought Custer, Bison Books, University of Nebraska Press, 1967, pag. 97; Stanley Vestal, Sitting Bull, Champion of the Sioux: A Biography, University of Oklahoma Press, 1989, pag. 6; The New Encyclopedia Britannica, Vol. 13, Macropaedia, 15th Edition, 1997, artículo “American Peoples, Native”, pag. 380.

[8] Osborne Russell, Journal of a Trapper, edición Bison Books, pag. 147.

[9] El uso de la tortura por parte de los indios del Este de EE.UU. es de sobra conocido. Véanse los siguientes ejemplos: Clark Wissler, Indians of the United States, Revised Edition, Anchor Books, Random House, New York, 1989, pags. 131, 140, 145, 165,282; Joseph Campbell, The Power of Myth, Anchor Books, Random House, New York, 1988, pag. 135; The New Encyclopedia Britannica, Vol. 13, Macropaedia, 15th Edition, 1997, article “American Peoples, Native”, pag. 385; James Axtell, The Invasion Within: The Contest of Cultures in Colonial North America, Oxford University Press, 1985, cita de página no disponible.

Extraído de la Biblioteca Anarquista.

La cultura considerada desde el punto de vista histórico.

Gilles Deleuze

 

Hemos hecho como si la cultura fuera de la prehistoria a la posthistoria. La hemos considerado como una actividad genérica que, por una larga labor de la prehistoria, llegase al individuo como a su producto post-histórico. Y en efecto, ésta es su esencia, conforme a la superioridad de las fuerzas activas sobre las fuerzas reactivas. Pero hemos descuidado un punto importante. De la cultura hay que decir al mismo tiempo que ha desaparecido desde hace mucho tiempo y que todavía no ha empezado. La actividad genérica se pierde en la noche del pasado, como su producto en la noche del futuro. La cultura en la historia recibe un sentido muy diferente de su propia esencia, al ser capturada por fuerzas muy diferente de su propia esencia, al ser capturada por fuerzas extrañas de naturaleza totalmente diversa. La actividad genérica en la historia no se separa de un movimiento que la desnaturaliza, y que desnaturaliza su producto. Aún más, la historia es esta propia desnaturalización, se confunde con la «degeneración de la cultura». En vez de la actividad genérica, la historia nos presenta razas, pueblos, clases, Iglesias y Estados. Sobre la actividad genérica se incorporan organizaciones sociales, asociaciones, comunidades de carácter reactivo, parásitos que vienen a recubrirla y a absorberla. Gracias a la actividad genérica, de la que falsean el movimiento, las fuerzas reactivas forman colectividades, lo que Nietzsche llama «rebaños» (1). En vez de la justicia y de su proceso de autodestrucción, la historia nos presenta sociedades que no quieren perecer y que no imaginan nada superior a sus leyes. ¿Qué Estado escucharía el consejo de Zaratustra: «dejaros invertir»? (2). La ley se confunde en la historia con el contenido que la determina, contenido reactivo que la lastra y le impide desaparecer, excepto en provecho de otros contenidos, más estúpidos y más pesantes. En vez del individuo soberano como producto de la cultura, la historia nos presenta su propio producto, el hombre domesticado en el que ésta encuentra el famoso sentido de la historia: «el sublime aborto», «el animal gregario, ser dócil, enfermizo, mediocre, el europeo de hoy» (3). Toda la violencia de la cultura, la historia nos la presenta como la propiedad legítima de los pueblos, de los Estados y de las Iglesias, como la manifestación de su fuerza. Y de hecho, se utilizan todos los procedimientos de adiestramiento, pero desviados, invertidos. Una moral, una Iglesia, un Estado, siguen siendo empresas de selección, teoría de la jerarquía. En las leyes más estúpidas, en las comunidades más limitadas, se trata todavía de adiestrar al hombre y utilizar sus fuerzas reactivas. Pero, ¿Utilizarlas para qué? ¿operar qué adiestramiento y qué selección? Se utilizan procedimientos de adiestramiento, pero para hacer del hombre un animal gregario, una criatura dócil y domesticada. Se utilizan procedimientos de selección, pero para destrozar a los fuertes, para escoger a los débiles, a los dolientes o a los esclavos. La selección y la jerarquía se invierten. La selección se convierte en lo contrario de lo que era desde el punto de vista de la actividad, no es más que un medio de conservar, de organizar, de propagar la vida reactiva (4).

La historia aparece pues como el acto por el que las fuerzas reactivas se apoderan de la cultura o la desvían de su provecho. El triunfo de las fuerzas reactivas no es un accidente en la historia, sino el principio y el sentido de «la historia universal». Esta idea de una degeneración histórica de la cultura ocupa en la obra de Nietzsche un lugar predominante: servirá de argumento en su lucha contra la filosofía dela historia y contra la dialéctica. Inspira la decepción de Nietzsche: de «griega» la cultura se convierte en «alemana»… Desde las Consideraciones Intempestivas Nietzsche intenta explicar por qué y cómo la cultura pasa al servicio de las fuerzas reactivas que la desnaturalizan (5). Con mayor profundidad Zarathustra desarrolla un símbolo oscuro: El perro de fuego (6). El perro de fuego es la imagen de la actividad genérica, expresa la relación del hombre con la tierra. Pero precisamente la tierra tiene dos enfermedades, el hombre y el propio perro de fuego. Porque el hombre es el hombre domesticado; la actividad genérica es la actividad deformada, desnaturalizada, que se pone al servicio de las fuerzas reactivas, que se confunde con el Estado, con la Iglesia. «¿Iglesia? Es una especie de Estado, y la especie más mentirosa. Pero cállate, perro hipócrita, ¡conoces a tu especie mejor que nadie! El Estado es un perro hipócrita como tú mismo; como a ti, le gusta hablar entre humo y gritos, para hacer creer, como tú, que su palabra sale de las entrañas de las cosas. Porque el Estado quiere absolutamente ser la bestia más importante sobre la tierra; y se le cree». Zarathustra recurre a otro perro de fuego: «Aquél habla realmente desde el centro de la tierra». ¿Se trata una vez más de la actividad genérica? Pero, esta vez, ¿de la actividad genérica captada en el elemento de la prehistoria, al que corresponde el hombre en tanto que producido en el elemento posthistoria? Aunque insuficiente, esta interpretación merece ser considerada. En las Consideraciones inactuales, Nietzsche depositaba ya su confianza en el «elemento no histórico y suprahistórico de la cultura» (lo que el llamaba el sentido griego de la cultura) (7).

 

A decir verdad, hay un cierto número de preguntas a la que no estamos todavía en condiciones de responder. ¿Cuál es el estatuto de este doble elemento de la cultura? ¿Tiene una realidad? ¿Es algo más que una «vision» de Zarathustra? La cultura no se separa en la historia del movimiento que las desnaturaliza y la pone al servicio de las fuerzas reactivas; pero la cultura no se separa tampoco de la propia historia. La actividad de la cultura, la actividad genérica del hombre: ¿no es una simple idea? Si el hombre es esencialmente (es decir genéricamente) un ser reactivo. ¿Cómo podría tener, o incluso haber tenido una prehistoria, una actividad genérica? ¿Como podría aparecer incluso en una poshistoria, un hombre activo? Si el hombre es esencialmente reactivo, parece que la actividad deba concernir a un ser distinto del hombre. Si el hombre, al contrario, tiene una actividad genérica, parece que ésta no pueda ser deformada más que de manera accidental. Por el momento lo único que podemos hacer es una recensión de las tesis de Nietzsche, dejando para más el cuidado de buscarles su significación: el hombre es esencialmente reactivo; no deja de haber una actividad genérica del hombre, pero necesariamente deformada, fracasando necesariamente en su finalidad, desembocando en el hombre domesticado; esta actividad debe ser considera en otro plano, plano sobre el que produce, pero sobre el que produce algo distinto del hombre.

 

Sin embargo, ya es posible explicar por qué la actividad genérica cae necesariamente en la historia y acaba en beneficio de las fuerzas reactivas. Si el esquema de las Consideraciones inactuales es insuficiente, la obra de Nietzsche presenta otras direcciones en las que puede hallarse una solución. La actividad de la cultura se propone adiestrar al hombre, es decir, darle fuerzas reactivas aptas para servir, para ser activadas. Pero, durante el adiestramiento, esta aptitud para servir es profundamente ambigua. Ya que permite al mismos tiempo a las fuerzas reactivas ponerse al servicio de otras fuerzas reactivas, dar a éstas una apariencia de actividad, una apariencia de justicia, formar con ellas una ficción que prevalece sobre las fuerzas activas, Recuérdese que en el resentimiento, ciertas fuerzas reactivas impedían a otras fuerzas reactivas ser activadas. La mala consciencia utiliza para el mismo fin medios casi opuestos: en la mala consciencia, las fuerzas reactivas se sirve de su aptitud para ser activadas, para conceder a otras fuerzas reactivas un aire de activar. No hay menos ficción en este procedimiento que en el procedimiento del resentimiento. Así es como se forman, gracias a la actividad genérica, las asociaciones de fuerzas reactivas. Éstas se incorporar a la actividad genérica y necesariamente la desvían de su sentido. Las fuerzas reactivas, gracias al adiestramiento, encuentran una ocasión prodigiosa: la ocasión de asociarse, de formar una reacción colectiva usurpando la actividad genérica.

 

 

Notas:

  1. GM, III, 18.
  2. Z, II: «Grandes acontecimientos».
  3. BM, 62. GM, II, 11.
  4. GM, II, 13-20. BM, 62.
  5. CO. Inactuales, II «Schopenhauer educador», Nietzsche explica el desvió de la cultura al invocar «tres egoísmos»: el egoísmo de los compradores, el egoísmo de Estado y el egoísmo de la ciencia.
  6.  Z, II, «Grandes acontecimiento».
  7. Co. Inactuales, I, «Sobre la utilidad y la conveniencia de los estudios históricos», 10 y 8.

 

Del libro «Nietzsche y la filosofía».


La cultura considerada desde el punto de vista poshistórico.

Gilles Deleuze

 

Planteábamos un problema concerniente a la mala consciencia. La línea genética de la cultura no parecía acercarnos absolutamente a una solución. Al contrario: la conclusión más evidente es que ni la mala consciencia ni el resentimiento intervienen en el proceso de la cultura y de la justicia. «La mala conciencia, la planta más extraña y más interesante de nuestra flora terrestre, no tiene su raíz en este suelo» (1). Por una parte la justicia no tiene por origen en absoluto a la venganza, al resentimiento. Los moralistas, incluso los socialistas, llegan a hacer derivar la justicia de un sentimiento reactivo: sentimiento de la ofensa recibida, espíritu de venganza, reacción justiciera. Pero semejante derivación no explicada nada: quedaría por demostrar cómo el dolor del otro puede ser una satisfacción, una reparación para la venganza. Y no se llegará a comprender nunca la cruel ecuación pena infligida= dolor sufrido, si no se introduce un tercer termino, el placer que se experimenta al infligir o contemplar un dolor (2). Pero este tercer termino, sentido externo del dolor, tiene también un origen totalmente distinto de la venganza o de la reacción: remite a un punto de vista activo, a fuerzas activas, que tienen como función y como placer el adiestrar las fuerzas reactivas. La justicia es la actividad genérica que adiestra a las fuerzas reactivas del hombre, que las hace aptas para ser activadas y considera al hombre responsable de esta misma aptitud. A la justicia se le opondrá la manera en que el resentimiento, y después la mala conciencia, se forman: por el triunfo de las fuerzas reactivas, por su ineptitud para ser activadas, por su odio hacia todo lo que es activo, por su resistencia, por su injusticia constitucional. Del mismo modo el resentimiento, lejos de ser el origen de la justicia «es el ultimo dominio conquistado por el espíritu de justicia… El hombre activo, agresivo, incluso violentamente agresivo, está cien veces más dispuesto para la justicia, que el hombre reactivo» (3).

 

Así como la justicia no tiene por origen el resentimiento, tampoco el castigo tiene por producto la mala conciencia. Sea cual sea la multiplicidad de los sentido de castigo, siempre hay un sentido que el castigo no tiene. El castigo no tiene propiedad de despertar en el culpable el sentimiento de culpa. «El verdadero remordimiento es excesivamente raro, en particular entre los malhechores y criminales; las prisiones, las cárceles no son los lugares adecuados para la eclosión de este gusano que corroe… En general, el castigo enfría y endurece, concentra; agudiza los sentimiento de aversión, aumenta la fuerza de resistencia. Si ocurre que destroza la energía y aporta una lastimosa postración, una  humillación voluntaria, semejante resultado es, desde luego, aún menos edificante que el efecto medio del castigo: es, con más frecuencia, una gravedad seca y triste. Si nos trasladamos ahora aquellos millares de años que preceden a la historia del hombre, pretenderemos con mucho atrevimiento que es el castigo quien ha retrasado más poderosamente el desarrollo del sentimiento de culpabilidad, al menos entre las victimas de las autoridades represivas» (4). Opondremos, punto por punto, el estado de la cultura donde el hombre, al precio de su dolor, se siente responsable de sus fuerzas reactivas, y el estado de la mala conciencia donde el hombre, al contrario, se siente culpable de sus fuerzas activas y las vive como culpables. De cualquier modo que consideremos la cultura o la justicia, siempre vemos en ella el ejercicio de una actividad formadora, lo contrario del resentimiento, de la mala conciencia.

 

Esta impresión se refuerza aún más si consideramos el producto de la actividad cultural: el hombre activo y libre, el hombre que puede prometer. Del mismo que la cultura es el elemento prehistórico del hombre, el producto de la cultura es el elemento post-histórico del hombre. «Situémonos al límite del enorme proceso, en el lugar donde el árbol madura finalmente sus frutos, donde la sociedad y la moralidad de sus costumbres presentar finalmente este por qué no eran más que medios; y hallaremos que el fruto más maduro del árbol es el individuo soberano, el individuo que se parece sólo así mismo, el individuo liberado de la moralidad de las costumbres, el individuo autónomo y super-moral (ya que autónomo y moral se excluyen), en resumen, el hombre con voluntad propia, independiente y persistente, el hombre que puede prometer» (5). Nietzsche nos advierte aquí que no hay que confundir el producto de la cultura con su medio. La actividad genérica del hombre constituye al hombre como responsable de sus fuerzas reactivas: responsabilidad-deuda. Pero esta responsabilidad es sólo un medio de adiestramiento y de selección: mide progresivamente la aptitud de las fuerzas reactivas para ser activadas. El producto acabado de la actividad genérica no es de ningún modo el propio hombre responsable o el hombre moral, sino el hombre autónomo o super-moral, es decir, el que verdaderamente activa sus fuerzas reactivas y en quien todas las fuerzas reactivas son activadas. Sólo éste «puede» prometer, precisamente porque ya no es responsable ante ningún tribunal. El producto de la cultura no es el hombre que obedece a la ley, sino el individuo soberano y legislador que se define por el poder sobre sí mismo, sobre el destino, sobre la ley: el libre, el ligero, el irresponsable. En Nietzsche la noción de responsabilidad, incluso bajo su forma superior, tiene el valor limitado de un simple medio: el individuo autónomo  ya no es responsable de sus fuerzas reactivas ante la justicia, es su señor, su soberano, su legislador, su autor y su actor. Él es quien habla, no tiene por qué responder. La responsabilidad-deuda no tiene más sentido activo que el desaparecer en el movimiento mediante el cual el hombre se libera: el acreedor se libera porque participa del derecho de los señores, el deudor se libera, incluso al precio de su carne y de su dolor; ambos se liberan, se separan del proceso que les ha hecho crecer (6). Éste es el movimiento general de la cultura: que el medio desaparece en el producto. La responsabilidad como responsabilidad ante la ley, la ley como de la justicia, la justicia como medio de la cultura. La moralidad de las costumbres produce al hombre liberado de la moralidad de las costumbres, el espíritu de las leyes produce el hombre liberado de la ley. Por eso Nietzsche habla de una auto-destrucción de la justicia (7). La cultura es la actividad genérica del hombre, pero al ser todo esta actividad selectiva, produce al individuo como a su objetivo final donde lo genérico es suprimido.

 

 

NOTAS

 

  1. GM, II, 14.
  2. GM, II, 6: «El que, pesadamente, introduce aquí la idea de venganza en lugar de disipar las tinieblas las hace más densas. La vengan remite al mismo problema: ¿Cómo el hacer sufrir puede ser una reparación?» He aquí lo que les falta a la mayoría de las teorías: demostrar desde qué punto de vista «hacer sufrir» provoca placer.
  3. GM, II, 11: «El derecho sobre la tierra es precisamente el emblema de la lucha contra los sentimientos reactivos, de la guerra que los poderes activo y agresivos hacen a estos sentimientos».
  4.  GM, II, 14.
  5. GM, II, 2.
  6. GM, II, 5, 13 y 21.
  7. GM, II, 10: La justicia «acaba, como cualquier cosa excelente en este mundo, por destruirse a sí misma».

 

Este texto se encuentra en el libro «Nietzsche y la filosofía» del mencionado autor.


La cultura considerada desde el punto de vista prehistórico.

Por Gilles Deleuze

 

Cultura significa adiestramiento y selección. Nietzsche llama al movimiento de la cultura «Moralidad de las costumbres» (1); ésta no es separable de las picotas, de las torturas, de los atroces medios que sirven para adiestrar al hombre. Pero en este violento adiestramiento, la mirada del genealogista distingue dos elementos (2): 1) Aquello a lo que se obedece, en un pueblo, una raza o una clase, es siempre histórico, arbitrario, grotesco, estúpido y limitado; frecuentemente representa las peores fuerzas reactivas; 2) Pero en el hecho de que se obedezca a algo, poco importa a qué, aparece un principio que supera a los pueblos, las razas y las clases. Obedecer a la ley porque es la ley: la forma de la ley significa que cierta actividad, cierta fuerza activa, viene ejercida sobre el hombre y se fija por tarea adiestrarlo. Aunque inseparables de la historia, estos dos aspectos no deben confundirse: por una parte, la presión histórica de un Estado, de una Iglesia, etc. La actividad del hombre como ser genérico, la actividad de la especie humana en tanto que ejercida sobre el individuo como tal. De aquí la utilización por Nietzsche de las palabras «primitivo», «prehistórico»; la moralidad de las costumbres precede a la historia universal (3); la cultura es la actividad genérica, «el verdadero trabajo del hombre sobre sí mismo durante el periodo más largo de la especie humana, todo su trabajo prehistórico.., sea cual sea por otra parte el grado de crueldad, de tiranía, de estupidez y de idiotez que lleve consigo» (4). Cualquier ley histórica es arbitraria,  pero lo que no es arbitrario, lo que es prehistórico y genérico, es la ley de obedecer a las leyes (Bergson insistirá sobre esta tesis, cuando demuestra en Las dos fuentes que cualquier hábito es arbitrario, pero que es natural el hábito de tomar hábitos).

 

Prehistórico significa genérico. La cultura es la actividad prehistórica del hombre. Pero, ¿en qué consiste esta actividad? Se trata siempre de proporcionar hábito al hombre, hacerle obedecer a leyes, de adiestrarlo.  Adiestrar al hombre significa formarlo de tal manera que sea capaz de activar sus fuerzas reactivas. En principio la actividad de la cultura se ejerce sobre las fuerzas reactivas, les proporciona hábitos y les impone modelos, para hacerlas aptas de ser activadas. La cultura como tal se ejerce en varias direcciones. Acomete incluso a las fuerzas reactivas del inconsciente, a las fuerzas digestivas e intestinales más recónditas (régimen alimenticio y algo parecido a lo que Freud llamará La educación de los esfínteres) (5). Pero su objetivo principal es reforzar la consciencia. A esta conciencia que se define por el carácter fugitivo de las excitaciones, a esta conciencia que se apoya en la facultad del olvido, hay que darle una consistencia y una dureza que no posee en sí misma. La cultura dota a la conciencia de una nueva facultad que en apariencia se opone a la facultad del olvido: la memoria (6). Pero la memoria de la que ahora se trata no es la memoria de las huellas.  Esta memoria original ya no es función del pasado, sino función del futuro. No es memoria de la sensibilidad, sino de la voluntad. No es memoria de las huellas, sino de las palabras. Es facultad de prometer, compromiso del futuro, recuerdo del propio futuro. Acordarse de la promesa que se ha hecho no es recordar que se ha hecho en un determinado momento pasado, sino que hay que mantenerla hasta un determinado momento futuro. Éste es precisamente el objeto selectivo de la cultura: formar un hombre capaz de prometer, o sea, de disponer del futuro, un hombre libre y poderoso. Sólo un hombre así es activo, activa sus reacciones, todo en él es activo o activado. La facultad de prometer es el efecto de la cultura como actividad del hombre sobre el hombre, el hombre que puede prometer es el producto de la cultura como actividad genérica.

 

Entendemos ahora por qué la cultura, en principio, no retrocede ante ninguna violencia: «Quizá no hay nada tan terrible y tan inquietante en la prehistoria del hombre como su mnemotecnia… Esto no ocurría jamás sin suplicios, sin martirios ni sacrificios sangrientos, cuando el hombre juzgaba necesario crear una memoria» (8). Antes de llegar al final (el hombre libre, activo y poderoso),  cuántos suplicios son necesarios para adiestrar a las fuerzas reactivas, para obligarlas a ser activadas. La cultura siempre ha utilizado el siguiente método: hace del dolor un medio de cambio, una moneda, un equivalente; precisamente el equivalente exacto de un olvido, de una penada causada, de una promesa no mantenida (9). La cultura remitida a este medio se llama justicia; el propio medio se llama castigo. Pena causada= dolor sufrido, ésta es la ecuación del castigo que determina una relación del hombre con el hombre. Esta relación entre los hombres viene determinada, según la ecuación, como relación entre un acreedor y un deudor: la justicia hace al hombre responsable de una deuda. La relación acreedor-deudor expresa la actividad de la cultura en su proceso de adiestramiento o de formación. Esta relación, que se corresponde a la actividad prehistórica, es la relación del hombre con el hombre, «el más primitivo de los individuos», incluso anterior «a los orígenes de cualquier organización social» (10).  Aún más, sirve de modelo «a las constituciones sociales más primitivas y más groseras». Es en el crédito, no en el cambio, donde Nietzsche ve el arquetipo de la organización social. El hombre que paga con su dolor la pena que inflige, el hombre considerado responsable de una deuda, el hombre tratado como responsable de sus fuerzas reactivas: éste es el medio puesto en marcha por la cultura para seguir con su objetivo. Nietzsche nos presenta así la siguiente descendencia genética: 1) La cultura como actividad prehistórica o genérica, empresa de adiestramiento y de selección; 2) El medio puesto en marcha por esta actividad, la ecuación del castigo, la relación de la deuda, el hombre responsable. 3) El problema de esta actividad: el hombre activo, libre y poderoso, el hombre que puede prometer.

 

NOTAS

  1. A, 9.
  2. BM, 188.
  3. A, 18.
  4. GM, II, 2.
  5. EH, II: «Porque soy tan travieso».
  6. GM, II, 1: «Este animal necesariamente olvidadizo, para quien el olvido es una fuerza y la manifestación de una salud robusta, se ha creado una facultad contraria, la memoria, por la que en cienos casos, mantendrá postergado el olvido».
  7. GM, II, 1. En este punto se confirma la semejanza entre Freud y Nietzsche. Freud atribuye al «preconsciente» huelas verbales distintas de las huellas mnémicas propias del sistema inconsciente. Esta distinción le permite responder a la pregunta: «¿Cómo convenir en (pre)conscientes los elementos rechazados?» La respuesta es: «Restableciendo estos miembros intermedios preconscientes que son los recuerdos verbales». La pregunta de Nietzsche se formularía así: ¿Cómo es posible activar las fuerzas reactivas?
  8. GM, II, 3.
  9. GM, II, 4.
  10. GAF, II, 8. En la relación acreedor-deudor «la persona se opondrá por primera vez a la persona, midiéndose de persona a persona».

 

Este texto se encuentra en el libro «Nietzsche y la filosofía» del autor mencionado.


El pueblo y las fuerzas armadas. Periódico La Protesta, Mayo-Junio de 1976, Argentina.

El Periódico La Protesta es un periódico anarquista fundado 1897 en Argentina. Al principio el periódico se llamaba La Protesta Humana, luego de varios número publicados, decidieron llamarla La Protesta.

 

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El populismo peronista ha terminado. Los fulleros de la timba justicia han desaparecido. ¿Dónde están ahora los representantes del pueblo, los jerarcas de la CGT, los políticos y los charlatanes del parlamento, dónde se ve en este momento el tan famoso aparato sindical verticalista que supuestamente protegía los intereses de los explotados ante la rapacidad de los explotadores?

Los hechos han confirmado finalmente que Perón no bromeaba cuando cierta vez dijo que el sindicato mejor y más fuerte era el ejercito.

Todo un pueblo que delegó su iniciativa y sus fuerzas en engañosas estructuras y verborágicos líderes se ve ahora indefenso ante una asonada militar que no ha tenido que disparar un solo tiro para imponerse. Recién ahora resulta evidente que la demagogia no cayó en el vacío y que tras el manojo de zanahorias el pueblo fue llevado a un brete.

Nada les fue dado desinteresadamente a los trabajadores en los últimos 35 años. A lo sumo recibieron algunas migajas de bienestar a cambio de las cuales se les exigió renunciar a su propia libertad.

Casi con estupor los trabajadores han tomado conocimiento de la real importancia a que estaban sometidos bajo el imperio del populismo. Quizá recién ahora hayan quedado claro que, desde 1930 todos los intentos para «unir el movimiento obrero» han sido con intención de arrearlo mejor.

No es casual, por ejemplo, que una supuesta arma defensiva de los trabajadores, la Ley de Asociaciones Profesionales, no haya sido tocado en lo esencial por el actual gobierno militar ni tampoco atacada por quienes desde las filas del marxismo ven en ella un instrumento capaz de ser aprovechado en el futuro para dominar al proletariado.

Es claro, entonces, que el régimen no ha cambiado nada luego del 24 de marzo y que la actual-dictadura militar-empresarial no es más que la prolongación histórica de la opresión peronista y de los anteriores regímenes militares.

Se ha repetido un nuevo 1930. La actitud militar de hoy es también un calco de la de ayer: corrompido hasta el extremo el gobierno civil, sumido el país en el desastre como consecuencia de las incongruencias del simulacro de democracia vivido, el militarismo ha abandonado su aparente prescindencia y ha violado el esquema republicano para lanzarse, una vez más, a la empresa mesiánica de «salvar la Nación». Pero hoy como ayer «la Nación» de las FF.AA no parece ser otra cosa que la de los intereses del empresariado rapaz y de la oligarquía proletaria.

«La hora de la verdad», como la ha proclamado el general Videla, ha consistido en reconocer sin tapujos que no se puede gobernar sin estado de sitio ni pena de muerte, que la democracia burguesa no ofrece garantías suficientemente solidas para el capitalismo explotador, que la opción real está dada entre la revolución social o la alianza con uno de los imperialismo contrarrevolucionarios. Y ante la disyuntiva reacción o revolución, las FF.AA han vuelto a elegir el camino de la reacción. De esta manera no se han apartado lo más mínimo de su vieja y conocida trayectoria.

En cuanto a la civilidad, esta Protesta de 1976 puede repetir lo que Lafarga escribió en sus paginas el 1 de octubre de 1897: «Creyeron algún tiempo los obreros que por medio del sufragio, obtenido por el poder, podrían adquirir mayor bienestar… y no por eso su situación mejoró un ápice, y así siguieron hasta que, viéndose engañados por las vanas promesas y ridículas farsas de sus representantes, se decidieron a adquirir aquel mejoramiento por su propio esfuerzo formando agrupaciones dispuestas a desplegar todas sus energías para el logro de sus fines fuera del terreno político».

Lo que la F.O.R.A preconizó a lo largo de toda su actuación recobra hoy singular vigencia. La acción indirecta, a través de lideres, representantes y partidos, ha demostrado su ineficiencia. La ley no ha dado ni dará tampoco a los trabajadores más de lo que éstos puedan conseguir por su consciencia y su organización, a través de la acción directa y al margen del parlamentarismo y la engañosa acción política. Luego de agotada la etapa del un populismo estéril y traidor cuyo resultado ha sido el sojuzgamiento solapado, el pueblo trabajador se ve hoy en la crítica situación de tener que enfrentara la prepotente critica autocracia soldadesca que con el pretexto de orden y la moralidad ha vuelto a sablear con una mano la Constitución al mismo que con la otra sella su nuevo pacto con los eternos saqueadores del pueblo y del país.

La «Hora de la Espada» ha sonado ya muchas veces en la Argentina. Se la ha oído  en muchos primero de mayo, en las huelgas patagónicas, en las jornadas sangrientas de 1919, en la cruzada de 1930…. pero, hasta ahora, la espada nunca ha sido capaz de solucionar con justicia la cuestión social. Esta tarea depende, entonces, del pueblo. Esa es, en definitiva, su dura empresa y su desafío. Y el tendrá la última palabra.

 

 


Como mujer negra acusada de matar a un hombre blanco, nunca fui inocente hasta que se demostró mi culpabilidad. Tracy McCarter

Si dejamos atrás los sistemas opresivos que privan a las personas de su propia libertad, ¿qué podríamos crear en su lugar?

 

Uno de los principios más vacíos dentro del sistema legal penal es la presunción de inocencia hasta que se demuestre judicialmente la culpabilidad. Lo sé de primera mano. Cuando murió mi esposo blanco, yo, una mujer negra, fui acusada de su asesinato. El mero hecho de mi arresto por un cargo de asesinato en segundo grado desencadenó un tsunami de consecuencias. Ser arrestado equivalía a ser castigado; la «inocencia» nunca fue parte del cálculo. Parece que todos los sistemas de la sociedad se activaron en mi contra.

 

Antes del 2 de marzo de 2020, mi vida se veía genial, desde afuera. Vivía en la ciudad de Nueva York, habiendo conseguido un codiciado trabajo como enfermera en el Centro Médico Weill Cornell, joya de la corona del sistema hospitalario Presbiteriano de Nueva York (NYP). En mayo anterior, me había casado con el amor de mi vida, un hombre que conocí seis años antes. Había dado a luz a cuatro hijos cuando tenía 20 años, pero ahora, todos mis hijos estaban fuera de casa y prosperando. Estaba sobresaliendo en mis cursos de maestría en enfermería en la Universidad de Columbia. Cuando me gradué de la escuela secundaria, ya era madre de dos hijos y dejé pasar la oportunidad de asistir a Yale, demasiado intimidada por la idea en ese momento. Ahora, estaba aprovechando una segunda oportunidad.

 

Sin embargo, una inspección más cercana revelaría la verdad. A principios de 2020, asistía a Al-Anon, una organización que apoya a familiares de personas con alcoholismo. Estaba aprendiendo los principios de separarme con amor de un esposo que había recaído. Cuando mi esposo bebía, ese hombre dulce y amoroso se convertía en un monstruo abusivo física y mentalmente. Para escapar de él, me había mudado a mi propio apartamento en el Upper Westside de Manhattan, pero pronto resultó estar demasiado cerca para mantenerme a salvo, y para marzo de 2020, planeaba mudarme a Queens.

 

La noche del 2 de marzo de 2020, mi esposo borracho vino a mi casa, me estranguló y trató de quitarme el bolso. Grité pidiendo ayuda. Nadie vino. Agarré un cuchillo para tratar de ahuyentarlo. No funcionó. Decidiendo que era más seguro darle el dinero que exigía, guardé el cuchillo para buscar mi billetera. Cuando no pude encontrarlo, se enfureció más. Se lanzó de nuevo hacia mí.

 

Como enfermera, sabía mejor que muchos el peligro que enfrentaba cuando me puso en estrangulamientos, comprimiendo simultáneamente mis dos arterias carótidas. Sabía que cada vez que hacía esto, fácilmente podía estrangularme hasta la muerte. Para defenderme, agarré otro cuchillo. Tropezó viniendo hacia mí, empalándose en la espada.

 

Llamé al 911. Estaba desesperada por salvarlo. La herida resultó demasiado grave. Él murió.

 

Cuando llegó la ambulancia, también llegó la policía. Fui arrestado en cuestión de minutos.

 

Al negarme la libertad bajo fianza, me llevaron a Rikers Island, una de las cárceles más notorias del país. La mayoría de las personas allí están encarceladas antes del juicio, lo que significa que no han sido declaradas culpables por un tribunal de justicia. Sin embargo, los oficiales correccionales inmediatamente comenzaron a llamarme «recluso», negándose a usar el término «detenido», según lo ordenado por la Junta Correccional de la Ciudad de Nueva York.

 

Pronto me conocerían más por mi libro y número de caso que por mi nombre. Mi propia identidad fue una víctima temprana.

 

Pronto llegaron más bajas. Me negaron mi medicamento recetado para la migraña, me ofrecieron solo una alternativa que nunca había funcionado para mí. Mis debilitantes dolores de cabeza regresaron con venganza.

 

Y cuando COVID-19 cerró las visitas en persona, Rikers, por primera vez en su historia, permitió las visitas telefónicas. Pero la cárcel continuó con su política de ordenar registros completos de desnudez corporal y cavidades corporales antes y después de cada visita. No importaba que el contrabando no pudiera pasar a través de la pantalla de una computadora, o que las búsquedas fueran una clara violación de las enmiendas Octava y 14. Ahí quedaron mis derechos humanos y constitucionales.

 

Mientras soportaba este abuso en Rikers, la pandemia se apoderaría por completo de la ciudad de Nueva York. Los pensamientos de volver a mi trabajo como enfermera me mantuvieron en marcha. Los hospitales estaban abarrotados de pacientes moribundos. Mis colegas merecían ayuda. El liderazgo del hospital del NYP proclamó públicamente que necesitaba a todas las enfermeras que pudiera conseguir. Mientras tanto, los activistas presionaban duramente por mi liberación. El departamento de recursos humanos de mi hospital les aseguró a mis abogados que se me permitiría regresar a trabajar si quedaba en libertad bajo fianza. El departamento no dio advertencias, solo garantías. Fui liberado a casa con monitoreo electrónico para esperar el juicio.

 

Poco después, el departamento legal del hospital se comunicó con mis abogados y les dijo que me iban a dar una licencia personal contra mi voluntad, aunque aceptaron continuar brindando seguro médico. Devastada por no poder ayudar a la ciudad afectada por la pandemia, pedí ser contratada para un puesto de telesalud. Seguramente esto podría liberar a otra enfermera para brindar atención directa al paciente. Sin embargo, me dijeron que no podía regresar a ningún puesto en NYP hasta que mi caso fuera adjudicado.

 

A medida que avanzaba la pandemia, no pude poner en práctica mis habilidades de enfermería que salvan vidas.

 

Irónicamente, en esta época, leí sobre el lanzamiento del «hospital Dalio Center for Health Justice», que «tiene como objetivo comprender y abordar las causas fundamentales de las inequidades en salud.» Me preguntaba, ¿cuán ciego está el sistema de salud ante la interseccionalidad del racismo sistémico? Mi caso revela un claro ejemplo de cómo estos sistemas conspiran juntos para traumatizar y victimizar aún más a las personas que se parecen a mí. La atención médica no vive en un silo fuera de estos sistemas. Es un pilar que defiende el maltrato racista.

 

Me vi obligado a permanecer desempleado en la ciudad de Nueva York. Muchas personas pierden sus empleos después de ser arrestadas. Gracias a algunos ahorros — y a los organizadores que se unieron para organizar una recaudación de fondos para mis gastos, fui mucho más afortunado que la mayoría. La pérdida de empleos después del arresto a menudo conduce a la pérdida de vivienda y seguro de salud, inseguridad alimentaria y niños acogidos en hogares de guarda, en una cascada devastadora de castigos brutales.

 

Mi arresto también resultó en perder mi lugar en la escuela. Mientras estuve encarcelado, mi familia intentó comunicarse con la Universidad de Columbia. Ellos no respondieron. No fue hasta que estuve en casa revisando correos electrónicos que encontré una carta que decía que Columbia me había puesto en «suspensión provisional». Fui considerada persona no grata, excluida de sus propiedades.

 

La universidad declaró que era sospechoso de cometer » mala conducta basada en el género.»No podía volver a inscribirme en las clases, dijeron, por la seguridad de la comunidad. Lloré durante mucho tiempo. Mi victimización estaba siendo retorcida sobre mí.

 

Luché contra Columbia. Señalé que estaban violando su propia política porque las clases habían hecho la transición a Zoom. Cedieron, un poco. Regresé a clase, pero aún tenía restricciones físicas.

 

Mientras tanto, excluido del hospital, traté de encontrar otro empleo. Comenzó un patrón sombrío: recibiría una oferta, solo para que el arresto apareciera en la verificación de antecedentes. Las ofertas fueron retiradas.

 

Dejé de postular.

 

No estaba solo. Con todos estos sistemas enredados apilados contra los acusados, muchas personas se rinden. No es casualidad que más del 95 por ciento de los cargos terminen en negociación de culpabilidad. En mi caso, la evidencia estaba claramente a mi favor: Mi esposo tenía antecedentes de abusar de su ex esposa, fue grabado abusando de mí, admitió el abuso por escrito y fue testigo de «alboroto» en nuestro edificio más temprano el día antes de que llegara a casa. El médico forense no pudo refutar mi versión de los hechos. Y llamé al 911 para tratar de salvar la vida de mi esposo. Además, tenía a muchos organizadores de base comprometidos de mi lado. Sin embargo, a pesar de todo esto, incluso yo estuve muy cerca de aceptar una declaración que pusiera fin a la tortura, para proteger mi licencia. El juez en mi caso se negó a aceptar la declaración, diciendo que era demasiado indulgente.

 

Apenas 10 días antes del juicio, cuando quedó claro que su evidencia de mala calidad sería expuesta en la corte, el fiscal de Distrito de Manhattan, Alvin Bragg, admitió que ni siquiera creía que yo hubiera cometido un asesinato. Retiró los cargos en mi contra. Sin embargo, no tengo ninguna duda de que él y la corte habrían aceptado felizmente una declaración que me costó mi carrera.

 

Volví a trabajar en Weill Cornell, aunque me preocupa mi futuro allí. Las personas francas no duran mucho. También completé mi maestría, solo asistí amargamente a la graduación de Columbia para poder organizar una protesta. Lo hice.

 

Ser acusado me ha dejado desilusionado y traumatizado. A pesar de todas mis ventajas, enfrenté malos tratos no solo a manos del sistema legal penal, sino de todas las grandes instituciones que encontré. Me pregunto si alguien que se parece a mí alguna vez experimenta la presunción de «inocencia».»Fui señalado culpable desde el principio. Estas etiquetas no significan nada dentro de un sistema que es en sí mismo culpable de robar tantas vidas.

 

Los últimos tres años y medio me han llevado a creer que el sistema legal penal no puede reformarse. Estos años me han llevado a preguntarme: Si dejamos atrás los sistemas opresivos que privan a las personas de atención médica, vivienda, empleo, seguridad y su propia libertad, ¿qué podríamos crear en su lugar?

 

Ensayo en ingles por Truthout

Traducido al español por V de Invisible.

 


El movimiento de Kronstadt. Alexander Berkman.

 

Los marineros de Kronstadt se alarmaron visiblemente ante los acontecimientos de Petrogrado. Su actitud frente a las medidas tomadas por el gobierno contra los huelguistas estaba lejos de ser amistosa. Sabían lo que tuvo que soportar el proletariado revolucionario de la capital durante los primeros días de la revolución, su heroica lucha contra Yudenich, la paciencia con que toleró las privaciones y la miseria.

Pero Kronstadt estaba lejos también de favorecer la Asamblea Constituyente, o la experiencia del comercio libre de que se hablaba en Petrogrado. Los marinos eran, tanto espiritualmente como en la acción, ante todo, revolucionarios. Eran los partidarios más decididos del sistema de los soviets, pero se oponían a la dictadura de un partido político cualquiera.
El movimiento de simpatía hacia los obreros huelguistas de Petrogrado, comenzó primeramente entre los marinos de los barcos de guerra Petropavlovsk y Sebastopol, los mismos navíos que en 1917 fueron el apoyo principal de los bolcheviques. El movimiento se extendió a toda la flota de Kronstadt, y después a los regimientos estacionados allí. El 28 de febrero la tripulación del Petropavlovsk adoptó una resolución que ob- tuvo también el consentimiento de los marinos del Sebastopol. La resolución pedía, entre otras cosas, reelecciones libres del Soviet de Kronstadt, cuyo mandato iba pronto a expirar. Al mismo tiempo fue enviada a Petrogrado una comisión de marinos para obtener informaciones sobre la situación.

El 1.º de marzo se celebró una reunión pública en la plaza del Ancla, en Kronstadt; fue convocada oficialmente por las tripulaciones de la primera y la segunda escuadra de la flota del Báltico. Dieciséis mil marineros, soldados rojos y trabajadores acudieron a ella; la presidió el presidente del Comité ejecutivo del Soviet de Kronstadt, el comunista Vasiliev. El presidente de la República socialista federativa de los Soviets, Kalinin, y el comisario de la flota del Báltico, Kuzmin, estaban presentes, y tomaron la palabra. Debe hacerse notar aquí, como indicación de la actitud amistosa de los marinos hacia el gobierno bolchevique, que Kalinin, a su llegada a Kronstadt, fue recibido con los honores militares, con música y con banderas desplegadas.

La comisión de marinos que había sido enviada a Petro- grado presentó su informe en el mitin. Este informe confirmó las peores aprensiones de Kronstadt. La reunión expresó abiertamente su indignación contra los métodos empleados por los comunistas para sofocar las aspiraciones de los obreros de Petrogrado. La resolución adoptada por el Petropavlovsk el 28 de febrero fue entonces presentada a los reunidos. El presidente de la República, Kalinin, y el comisario Kuzmin atacaron fe- rozmente la resolución, a los huelguistas de Petrogrado y a los marinos de Kronstadt. Pero sus argumentos no impresionaron a los asistentes y la resolución del Petropavlovsk fue adoptada por unanimidad. He aquí el documento histórico:

«Resolución de la reunión general de la primera y segunda es- cuadra de la flota del Báltico, celebrada el 1.º de marzo de 1921 Habiendo oído el informe de los representantes enviados a Petrogrado por la reunión general de las tripulaciones para examinar allí la situación, Decide:

1) dado que los soviets actuales no expresan la voluntad de los obreros y de los campesinos, celebrar inmediatamente las nuevas elecciones por voto secreto, teniendo completa libertad de agitación entre los obreros y campesinos la campaña electoral;
2) establecer la libertad de palabra y de prensa para todos losobreros y campesinos, para los anarquistas y para los partidos socialistas de la izquierda;
3) asegurar la libertad de reunión para los sindicatos y para las organizaciones campesinas;
4) convocar una conferencia independiente de los obreros, sol- dados rojos y marinos de Petrogrado, antes del 10 de marzo de 1921;
5) liberación de todos los presos políticos socialistas y también de todos los obreros, campesinos, soldados y marinos encarcelados por el delito de participación en los movimientos obreros y campesinos;
6) elegir una comisión de examen de los casos de aquellos que se encuentran en las prisiones y en los campos de concentración;
7) abolir las oficinas políticas, porque ningún partido debe tener privilegios para la propaganda de sus ideas, ni recibir la ayuda financiera del gobierno para tales fines. En su lugar será necesario instituir comisiones de educación y de cultura social, elegidas localmente y sostenidas materialmente por el gobierno;
8) abolir inmediatamente los «destacamentos de portazgo»1;
9) igualación de las raciones para todos aquellos que trabajan en oficios peligrosos para la salud;
10) abolición de los destacamentos comunistas de guerra en todas las secciones del ejército, lo mismo que de la guardia comunista apostada en los talleres y en las fábricas; en caso de necesidad, estos destacamentos o pelotones de guardia deberán ser designados en el ejército, desde las filas mismas, y en las fábricas según los deseos de los obreros;
11) dar a los campesinos plena libertad de acción en lo que con- cierne a sus tierras y también el derecho a poseer ganado, a condición de que se arreglen los campesinos mismos sin tener que recurrir a la explotación ajena;
12) pedir a todas las secciones del ejército y a nuestros camaradas los kursanty militares que acepten nuestras resoluciones;
13) pedir a la prensa que dé la mayor publicidad a nuestras resoluciones;
14) designar una comisión ambulante de control;
15) permitir la pequeña industria a domicilio.

La resolución es adoptada por unanimidad por la reunión de la brigada, absteniéndose de votar sólo dos personas.
PETRICHENKO
Presidente de la reunión de la brigada PEREPELKIN
Secretario
Resolución adoptada por aplastante mayoría por la guarnición de Kronstadt.
VASILIEV
Presidente.»

 

Esta resolución que, como hemos dicho ya, fue combatida ardientemente por Kalinin, fue adoptada a pesar de su protesta. Después de la reunión, Kalinin pudo volver a Petrogrado sin ser inquietado.

En esta misma reunión se resolvió enviar a Petrogrado un comité que explicaría a los obreros y a la guarnición de la capital las peticiones de Kronstadt y pediría que delegados independientes (no pertenecientes a ningún partido) fuesen enviados por ellos a esta ciudad para informarse sobre el estado verídico de las cosas y sobre las peticiones de los marinos. Este comité, compuesto de treinta miembros, fue detenido en Petrogrado por los bolcheviques; su suerte ha quedado siempre en el misterio.

Como la existencia legal del Soviet de Kronstadt llegaba a su término, la reunión de la brigada decidió convocar una conferencia de delegados para el 2 de marzo, a fin de discutir el modo de celebrar las elecciones. En la conferencia tomaban parte representantes de los navíos de guerra, de la guarnición, de las diferentes instituciones soviéticas, de los sindicatos y de los talleres. Cada organización estaba representada por dos de- legados.

Celebróse la conferencia el 2 de marzo en la Casa de Educación (anteriormente Escuela de Ingenieros de Kronstadt), asistiendo a ella trescientos delegados, entre los que se encontraban también comunistas.

La reunión, abierta por el marino Petrichenko, eligió una presidencia de cinco miembros. La cuestión principal a resolver por los delegados concernía a las nuevas elecciones del Soviet

de Kronstadt, que debían verificarse pronto, y establecer los principios sobre los cuales deberían celebrarse. La reunión tenía también que poner en práctica las resoluciones adoptadas la víspera y acordar los mejores medios para ayudar al país a salir de las condiciones lamentables creadas por el hambre y por la falta de calefacción.

El espíritu de la conferencia era claramente sovietista; Kronstadt exigía los Soviets libres de toda intervención y de todo partido político, Soviets independientes que fueran el reflejo de las aspiraciones de los obreros y campesinos y expresaran su voluntad. La actitud de los delegados era antagónica al régimen arbitrario de los comisarios burocráticos, pero simpática a la orientación del partido comunista como tal. Eran partidarios abnegados del sistema de los Soviets y sinceros en su deseo de encontrar amistosa y pacíficamente una solución a es- tos problemas apremiantes.

El comisario de la flota del Báltico, Kuzmin, fue el primero en usar de la palabra. Hombre más bien de energía que de juicio, no se dio cuenta de la gran importancia del movimiento. No supo ponerse a la altura de la situación; atraerse los corazones y cerebros de estos hombres tan sencillos, mari- nos y trabajadores, que habían hecho tantos sacrificios por la revolución y estaban extenuados y desesperados. Los delega- dos se habían reunido para entenderse con los representantes del gobierno. Pero en lugar de ese espíritu conciliador, el discurso de Kuzmin fue una antorcha encendida lanzada sobre pólvora. Indignó a todos por su arrogancia y su insolencia. Negó los tumultos obreros de Petrogrado, diciendo que la ciudad estaba tranquila y los obreros satisfechos. Alabó el trabajo de los comisarios, puso en duda los motivos revolucionarios de Kronstadt y habló de los peligros que amenazaban por la parte de Polonia. Llegó hasta proferir insinuaciones indignas y a rugir amenazas. «Si queréis la guerra abierta, concluyó Kuzmin, la tendréis, porque los comunistas no aflojarán las riendas del gobierno. Lucharemos hasta el fin.»

El discurso provocativo y desprovisto de tacto del comisario de la flota del Báltico fue un insulto a los delegados. El discurso del presidente del Soviet de Kronstadt, el comunista Vasiliev, que habló después de Kuzmin, no causó ninguna impresión; fue impreciso y sin mérito. Cuanto más se desarrollaba el mitin, más francamente antibolchevique se tornaba la actitud general. Y, sin embargo, los delegados esperaban llegar todavía a entenderse con los representantes del gobierno. Pero se advirtió en seguida, decía el informe oficial2, que «no podíamos tener confianza en nuestros camaradas Kuzmin y Vasiliev, y que se había hecho necesario aislarnos temporalmente, sobre todo porque los comunistas están en posesión de las ar- mas y nosotros no tenemos acceso a los teléfonos. Los soldados tienen miedo a los comisarios, de lo cual tenemos la prueba en la carta leída en la reunión de la guarnición».

Kuzmin y Vasiliev fueron entonces alejados de la reunión y arrestados. Un rasgo característico del espíritu de la conferencia está en el hecho de que una moción que pedía el arresto de los demás comunistas presentes fue rechazada por inmensa mayoría. Los delegados sostenían que los comunistas debían ser considerados igualmente que los representantes de las otras organizaciones y debían gozar de los mismos derechos y res- petos. Kronstadt estaba siempre resuelta a hallar una base de reconciliación con el partido comunista y con el gobierno bolchevique.

Las resoluciones del 1.º de marzo fueron leídas y adoptadas con entusiasmo. En ese momento la reunión se animó y excitó vivamente al declarar un delegado que quince camiones de sol- dados y de comunistas armados de fusiles y de ametralladoras habían sido enviados por los bolcheviques con orden de atacar a los reunidos. «Esta información —continúa el informe del Izvestia— promovió un profundo resentimiento entre los dele- gados.» La investigación hecha demostró que el informe carecía de todo fundamento, pero persistían los rumores de que un destacamento de kursanty, con el famoso chekista Dukin a la cabeza, marchaba ya en dirección al fuerte de Krasnaya Gorka. En vista de estos nuevos acontecimientos y de las amenazas de Kuzmin y de Kalinin, la conferencia se dedicó inmediatamente a organizar la defensa de Kronstadt contra el ataque bolchevique. El tiempo apremiaba y se decidió transformar la presidencia de la conferencia en un Comité revolucionario provisional, que tenía por deber mantener el orden y la salvaguardia de la ciudad. El Comité debía emprender también los preparativos necesarios para celebrar las nuevas elecciones del Soviet de Kronstadt.

Notas

1 Zagraaditelnye otriady, destacamentos armados organizados por los bolcheviques para suprimir el comercio ilícito y para confiscar los víveres y otros productos. La irresponsabilidad y la arbitrariedad de estos métodos se han hecho proverbiales en toda la extensión del país. El gobierno suprimió estos destacamentos en la provincia de Petro- grado la víspera de su ataque a Kronstadt —una jugarreta al proletariado de Petrogrado.

2 Izvestia, del Comité Revolucionario provisorio de Kronstadt, número 9; 11 de marzo de 1921.

 

Este texto pertenece al Capitulo II del libro «Kronstadt» de Alexander Berkman.


Desprogramar, desprogramarse

 

Desprogramarse de la fiesta democrática por la cual todes quieren ser bendecides. A esta altura decir: «organizate» no dice nada, preferible comprender a través del estudio, a los movimientos informales.

Pero cómo decirlo? todes quieren ser ciudadanas y abrazarse. O vamos a negar que ya están militando para el próximo gobierno que pueda hablar con E?

 

Militemos la abolición de la pasividad, la ciudadanía, la mediocridad, los partidos políticos, la orgánica y sus acuerdos de las organizaciones, la contaminación social que trata de envenenarnos, la sociabilidad.

No nos olvidemos que la democracia nos trajo hasta acá.

Todes citando a Comité Invisible/ tiqqun y lo único que pueden es abrazarse, ponerse glitter, cantar canciones.

Ojo! no confundan, una no quiere dirigir una carroza, una orga u lo que sea. No creo en eso, muchos menos en la representación.

 

Comité Invisible en su libro «La insurrección que viene» escriben:

 

«La esfera de la representación política se está cerrando. De izquierda a derecha, es la misma nada la que asume las poses de un experto o los aires de una virgen, los mismos jefes de góndola que intercambian sus discursos según los últimos hallazgos del departamento de comunicación. Quienes todavía votan dan la impresión de que no tienen otra intención que reventar las urnas a fuerza de votar por pura protesta. Uno empieza a adivinar que, de hecho, es contra el propio voto que se sigue votando. Nada de lo que aparece está remotamente a la altura de la situación. En su mismo silencio, la población parece infinitamente más adulta que todos los títeres que se disputan gobernarla. Cualquier chibani de Belleville es más sabio en sus palabras que cualquiera de nuestros supuestos dirigentes en todas sus declaraciones. La tapa de la olla social se cierra triplemente, mientras que en el interior la presión aumenta cada vez más. Desde Argentina, el espectro del ¡Que se vayan todos! empieza a acechar seriamente a los dirigentes.»

 

Los feminismos y disidencias en Argentina la crítica posible a Tiqqun es que son unxs blancxs, varones y nada más. Es tan banal como criticar el nihilismo diciendo que es «malo» o que el odio es «malo». Nos invita a pensar, criticar sobre la representación política, y que al fin y al cabo, «es la misma nada que asume las poses de un experto o los aires de una virgen».  Quieren ser buenos ciudadanos, tener los mismos valores que un juez. Es casi como cuando las empresas dicen que van a ser sustentables, en un mundo que el etnocidio es la primera política pública de los Estados Naz1onales. Han subestimado y sobrevalorado desde partidos políticos, empresarios hasta sentimientos, formas de organizarse, afectarse.

 

La ternura esta sobrevaloradísima como el capital y el odio-informalidad-impopularismo-soberbia-nihilismo-autodefensa-violenc14-soledad subestimadísimos. No se ha podido más que poses, no se ha podido cambiar la vida cotidiana del ¿cómo vivir juntas? pero mejor creerle a las masas, las mismas que creen que el fascismo es lo exterior. Lo mismo que el 55% voto al fascismo que más representaba, que no quiere decir que el otro fascismo no representaba sino que son «diferentes caras para el mismo espectáculo». ¿Cómo decirlo de otra forma? La Internacional Situacionista ha dicho sobre el mundo del arte, en ese entonces: «La sociedad sin clases ha encontrado a sus artistas». Una de las definiciones de la Política de Aristóteles es «La política es el arte de gobernar», ja. 

 


Una carta abierta de Assata Shakur.

5 de octubre de 2013
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Mi nombre es Assata Shakur,y soy una esclava fugitiva del siglo XX. Debido a la persecución del gobierno, no me quedó más remedio que huir de la represión política, el racismo y la violencia que dominan la política del gobierno de los EE.UU. hacia las personas de color. Soy ex presa política y vivo exiliada en Cuba desde 1984.

He sido activista política la mayor parte de mi vida, y aunque el gobierno de los EE.UU. ha hecho todo lo que ha estado a su alcance para criminalizarme, no soy un criminal, ni lo he sido nunca. En la década de 1960, participé en varias luchas: el Movimiento de Liberación Negra, el movimiento por los derechos de los estudiantes y el movimiento para poner fin a la guerra en Vietnam. Me uní al Partido Pantera Negra.

Para 1969, el Partido Pantera Negra se había convertido en la organización número uno atacada por el programa COINTELPRO del FBI. Debido a que el Partido Pantera Negra exigía la liberación total del pueblo negro, J. Edgar Hoover lo llamó «la mayor amenaza para la seguridad interna del país» y prometió destruirlo a él y a sus líderes y activistas.

En 1978, mi caso fue uno de los muchos casos presentados ante la Organización de las Naciones Unidas en una petición presentada por la Conferencia Nacional de Abogados Negros, la Alianza Nacional Contra la Represión Racista y Política y la Comisión de Justicia Racial de la Iglesia Unida de Cristo, exponiendo la existencia de presos políticos en los Estados Unidos, su persecución política y el trato cruel e inhumano que reciben en las cárceles estadounidenses. Según el informe:

«El FBI y el Departamento de Policía de Nueva York, en particular, acusaron y acusaron a Assata Shakur de participar en ataques contra personal policial y difundieron ampliamente tales cargos y acusaciones entre agencias y unidades policiales. El FBI y la policía de Nueva York la acusaron además de ser líder del Ejército de Liberación Negra, que el gobierno y sus respectivas agencias describieron como una organización dedicada a disparar contra policías.»

«Esta descripción del Ejército de Liberación Negro y la acusación de la relación de Assata Shakur con él fue ampliamente difundida por agentes gubernamentales entre agencias y unidades policiales. Como resultado de estas actividades del gobierno, la Sra. Shakur se convirtió en una persona perseguida; carteles en comisarías y bancos la describían como involucrada en actividades delictivas graves; fue destacada en la lista de los más buscados del FBI; y para la policía en todos los niveles, se convirtió en un objetivo de ‘disparar a matar’.”

Fui acusada falsamente en seis «casos penales» diferentes, y en los seis casos, finalmente fui absuelto o los cargos fueron desestimados. El hecho de que fuera absuelto o que los cargos fueran desestimados no significaba que recibiera justicia en los tribunales; ciertamente ese no fue el caso. Solo significaba que las «pruebas» presentadas en mi contra eran tan endebles y falsas que mi inocencia se hizo evidente. Esta persecución política era parte integrante de la política del gobierno de eliminar a los opositores políticos acusándolos de delitos y arrestándolos sin tener en cuenta la base fáctica de tales cargos.

Montaje político

El 2 de mayo de 1973, yo, junto con Zayd Malik Shakur y Sundiata Acoli, fuimos detenidos en la autopista de peaje de Nueva Jersey, supuestamente por una «luz trasera defectuosa. Sundiata Acoli salió del auto para determinar por qué nos detuvieron . Zayd y yo nos quedamos en el coche. El policía estatal [James] Harper luego se acercó al automóvil, abrió la puerta y comenzó a interrogarnos.

Debido a que éramos negros y viajábamos en un automóvil con placas de Vermont, afirmó que comenzó a «sospechar.»Luego sacó su arma, nos apuntó y nos dijo que levantáramos las manos al aire, frente a nosotros, donde pudiera verlas. Obedecí, y en una fracción de segundo, se escuchó un sonido que provenía del exterior del automóvil; hubo un movimiento repentino, y me dispararon una vez con los brazos levantados en el aire y luego una vez más por la espalda.

Zayd Malik Shakur fue asesinado más tarde; el soldado Werner Foerster fue asesinado; y aunque el soldado Harper admitió que disparó y mató a Zayd Malik Shakur, bajo la ley de asesinato por delito grave de Nueva Jersey, fui acusado de matar a Zayd Malik Shakur, quien era mi mejor amigo y camarada, y acusado de la muerte del soldado Foerster. Nunca en mi vida había sentido tanto dolor. Zayd había jurado protegerme y ayudarme a llegar a un lugar seguro, y estaba claro que había perdido la vida tratando de protegernos a mí y a Sundiata.

Aunque también estaba desarmado, y el arma que mató al soldado Foerster se encontró debajo de la pierna de Zayd, Sundiata Acoli, quien fue capturada más tarde, también fue acusada de ambas muertes. Ni Sundiata Acoli ni yo recibimos un juicio justo. Ambos fuimos condenados en los medios de comunicación mucho antes de nuestros juicios. Nunca se permitió que ningún medio de comunicación nos entrevistara, aunque la policía de Nueva Jersey y el FBI enviaban historias a la prensa a diario.

En 1977, un jurado compuesto exclusivamente por blancos me condenó a cadena perpetua más 33 años de prisión. En 1979, temiendo ser asesinada en prisión y sabiendo que nunca recibiría justicia, fui liberada de la prisión, ayudada por camaradas comprometidos que entendieron las profundidades de las injusticias en mi caso y que también temían extremadamente por mi vida.

El informe de la Comisión Eclesiástica del Senado de los EE.UU. de 1976 sobre operaciones de inteligencia dentro de los EE. UU. reveló que «El FBI ha intentado influir de manera encubierta en la percepción pública de personas y organizaciones difundiendo información despectiva a la prensa, ya sea de forma anónima o a través de contactos noticiosos ‘amistosos’. Evidentemente, esta misma política sigue estando muy vigente en la actualidad.

El Dic. El 24 de enero de 1997, la Policía Estatal de Nueva Jersey convocó una conferencia de prensa para anunciar que la Policía Estatal de Nueva Jersey había escrito una carta al Papa Juan Pablo II pidiéndole que interviniera en su nombre y ayudara a que me extraditaran de regreso a las cárceles de Nueva Jersey. La Policía Estatal de Nueva Jersey se negó a hacer pública su carta. Sabiendo que probablemente habían distorsionado totalmente los hechos e intentado que el Papa hiciera el trabajo del diablo en nombre de la religión, decidí escribirle al Papa para informarle sobre la realidad de la «justicia» para los negros en el estado de Nueva Jersey y en los Estados Unidos.

 

‘Todo lo que tengo es mi voz’

En enero de 1998, durante la visita del Papa a Cuba, acepté hacer una entrevista con el periodista de NBC Ralph Penza en torno a mi carta al Papa, sobre mis experiencias en el sistema judicial de Nueva Jersey y sobre los cambios que vi en los Estados Unidos y su trato a los negros en los últimos 25 años. Acepté hacer esta entrevista porque vi esta carta secreta al Papa como una maniobra publicitaria viciosa y vulgar por parte de la Policía Estatal de Nueva Jersey y como un intento cínico de manipular al Papa Juan Pablo II.

He vivido en Cuba durante muchos años y estaba completamente fuera de contacto con la naturaleza sensacionalista y deshonesta de los medios de comunicación del establishment de hoy. Hoy es peor que hace 30 años. Después de años de ser víctima de los medios «establecidos», fue ingenuo de mi parte esperar que finalmente tuviera la oportunidad de contar » mi versión de los hechos.”

En lugar de una entrevista conmigo, lo que tuvo lugar fue un «evento mediático escenificado» en tres partes, lleno de distorsiones, inexactitudes y mentiras descaradas. NBC tergiversó deliberadamente los hechos. NBC no solo gastó miles de dólares promocionando esta «serie de entrevistas exclusivas» en NBC, sino que también gastó una gran cantidad de dinero publicitando esta «entrevista exclusiva» en estaciones de radio negras y también colocó avisos en periódicos locales. . . .

Como la mayoría de las personas pobres y oprimidas en los Estados Unidos, no tengo voz. Los negros, los pobres en los Estados Unidos no tienen verdadera libertad de expresión, no tienen verdadera libertad de expresión y muy poca libertad de prensa. La prensa negra y los medios progresistas han jugado históricamente un papel esencial en la lucha por la justicia social. Necesitamos continuar y expandir esa tradición. Necesitamos crear medios de comunicación que ayuden a educar a nuestra gente y a nuestros hijos y no aniquilar sus mentes.

Soy una sola mujer. No soy dueño de estaciones de televisión, estaciones de radio o periódicos. Pero siento que la gente necesita ser educada sobre lo que está sucediendo y comprender la conexión entre los medios de comunicación y los instrumentos de represión en Estados Unidos. Todo lo que tengo es mi voz, mi espíritu y la voluntad de decir la verdad. Pero les pido sinceramente a aquellos de ustedes en los medios negros, a aquellos de ustedes en los medios progresistas, a aquellos de ustedes que creen en la verdad y la libertad, que publiquen esta declaración y le hagan saber a la gente lo que está sucediendo. No tenemos voz, así que debes ser la voz de los que no tienen voz.

Liberen A Todos Los Presos Políticos. Les Envío Amor y Saludos Revolucionarios desde Cuba, Uno de los Palenques (Campamentos Cimarrones) Más Grandes, Resistentes y Valientes Que Jamás Haya Existido sobre la Faz de Este Planeta.

 

Assata Shakur, Havana, Cuba

 

Esta carta fue publicada el 7 de marzo de 2024 en Hoodcomunist

 

Traducida al español por V de Invisible.


Purplewashing. Por DeconolizePalestine

El Purplewashing se refiere a cuando un Estado u organización apela a los derechos de las mujeres y al feminismo para desviar la atención de sus prácticas nocivas.

Para consternación de los colonizadores de todas partes, alguna vez fue mucho más fácil justificar el colonialismo. El lenguaje que lo rodeaba solía ser bastante sencillo; merecemos estas tierras y recursos porque somos más avanzados; porque Dios lo quiso así; porque ustedes son salvajes. Israel, como colonia de colonos, no fue una excepción a esta línea de razonamiento; los sentimientos de los fundadores del sionismo, y más tarde del Estado de Israel, están bien documentados con respecto a los palestinos nativos, a quienes consideraban «atrasados» y no tan merecedores de la tierra como lo eran.

Ahora es un paso en falso decir algo de esto sin rodeos, incluso cuando prevalece el (neo)colonialismo. Hoy en día, está más de moda justificar el robo de tierras y recursos con el pretexto de ser protectores de los derechos humanos, a diferencia de los enemigos que buscan dominar.

Es en este contexto que Israel se está cambiando de marca. Una faceta de esta propaganda ahora se centra en su supuesta profunda preocupación por los derechos y libertades de las mujeres, incluso las palestinas. Esto ha llegado a conocerse como Purplewashing, que consiste en:

«estrategias políticas y de marketing que [indican] un supuesto compromiso con la igualdad de género. A menudo se refiere a la limpieza de imagen de los países occidentales, que no han logrado una igualdad genuina entre hombres y mujeres, pero critican las desigualdades en otros países o culturas, a menudo donde hay una mayoría musulmana.”

Estas estrategias constituyen representar a las mujeres musulmanas, que las mujeres palestinas están codificadas en gran medida como a pesar de la existencia de palestinas no musulmanas, como abusadas de manera única para crear la narrativa de que el feminismo solo existe del lado de Occidente. Esto es parte de un marco ideológico al que los académicos se refieren como feminismo colonial, mediante el cual los derechos de las mujeres se apropian al servicio del imperio; en el contexto de Palestina, esta retórica también se conoce como Orientalismo de género. El árabe/musulmán palestino es enmarcado como un «otro», que está cultural o incluso genéticamente predispuesto a la misoginia. Naturalmente, esto se yuxtapone con el encuadre de un occidental israelí liberal, ilustrado. En última instancia, para Israel, esta fachada de feminismo es una forma de mejorar su imagen e incorporar a las mujeres a sus sistemas e instituciones violentos, coloniales y racistas, así como una forma de pintar a los palestinos como indignos de un Estado o incluso de humanidad. Apenas se menciona el hecho de que estos sistemas subyugan a otras mujeres, generalmente palestinas.

 

muerte y destrucción, pero feminista

Gran parte de los intentos de los sionistas de comercializar a Israel como feminista gira en torno al ejército israelí. Las cuentas oficiales de las redes sociales del ejército israelí y las de grupos proisraelíes como Lawfare Project elogian al ejército israelí como «uno de los únicos ejércitos del mundo occidental en los que las mujeres son reclutadas para el servicio militar por ley». Elogian la participación de las mujeres en las campañas de limpieza étnica y masacres de la Nakba de 1948, y alientan el creciente papel de las mujeres en puestos de combate.

Hannah MacLeod, oficial de mujeres del Australian Young Labor elogió la participación de las mujeres en el ejército israelí como «empoderadora» y presionó para que Australia fomentara esta participación. Hay una cuenta de Instagram de «Chicas Calientes del Ejército Israelí «y la infame» Mujeres de las Fuerzas de Defensa de Israel » de la revista Maxim se consideró tan crucial para la reputación internacional de Israel que el Ministerio de Relaciones Exteriores israelí organizó una fiesta para celebrar su publicación. Una de las adiciones más recientes y exitosas al purplewashing de Israel ha sido Gal Gadot interpretando a Wonder Woman. Gadot, que también fue soldado de las FDI, apoyó al ejército israelí cuando asesinó a miles de palestinos en su asalto a Gaza en 2014, y ayudó a difundir la idea racista y sin fundamento de que los palestinos usan a sus hijos y mujeres como escudos humanos. Sin embargo, nada de esto se ha interpuesto en el camino de tratar de enmarcarla como un ícono de empoderamiento para las mujeres en todas partes.

Todos estos esfuerzos están destinados a vender la idea de que Israel es un refugio liberal. El hecho de que la agresión sexual sea desenfrenada en el ejército israelí no hace que los folletos y las publicaciones en las redes sociales sean brillantes; en cambio, todos están diseñados para transmitir la idea de que esta objetivación al servicio de una fantasía colonial de colonos es el colmo del empoderamiento femenino, un empoderamiento al que las mujeres palestinas y otras árabes y musulmanas solo pueden aspirar.

Este purplewashing de un ejército colonial, que además de subyugar a la población nativa, también es uno de los mayores exportadores de drones a nivel mundial y ha suministrado armas a algunos de los regímenes racistas más represivos de la historia moderna, incluida la Sudáfrica del Apartheid. Tal ejército es anatema para el marco de interseccionalidad que sustenta un feminismo que busca desmantelar el patriarcado y poner fin a la violencia contra todas las mujeres.

LO INTERSECCIONAL COMO AMENAZA

El cuerpo de teoría sobre la interseccionalidad en los movimientos feministas, creado y ampliado en gran medida por escritoras feministas negras, postula convincentemente que desafiar solo un aspecto del poder estructural, como el patriarcado, al tiempo que deja intacta la supremacía blanca, solo empodera a las mujeres blancas, de clase alta y privilegiadas a expensas de todas las demás mujeres. Esta comprensión de que el feminismo debe consistir en acabar no solo con el patriarcado, sino también con el racismo y otros sistemas opresivos ha llevado a actos de solidaridad global con Palestina, como los del movimiento Black Lives Matter (BLM), en particular con respecto a la asociación entre el ejército israelí y los departamentos de policía estadounidenses.

La reacción de los sionistas a esta solidaridad ha sido francamente desquiciada, atacando a menudo el concepto de interseccionalidad en su conjunto. Monica Osborne, del Jewish Journal, declaró que la interseccionalidad era «una amenaza aún más siniestra que el movimiento de boicot, desinversión y sanciones (BDS) contra el Estado judío», y Sharon Nazarian, vicepresidenta senior de la Liga Antidifamación (ADL) en su artículo para The Forward utilizó una serie de mitos y puntos de conversación a medias para declarar que, por supuesto, el sionismo y el feminismo son compatibles, y expresó su consternación por cómo «el antisionismo se está volviendo cada vez más visible en el discurso interseccional».

UNA VISIÓN DE LA HISTORIA TEÑIDA DE PÚRPURA

Difamar los esfuerzos de interseccionalidad y solidaridad se está volviendo cada vez más impopular, por lo que, en cambio, ha habido un impulso para lavar la historia de Israel. Estos esfuerzos comienzan con su historia, especialmente en lo que respecta a su cuarta Primera Ministra Golda Meir. Los sionistas elogian a Meir como » un ícono, feminista y de otro tipo, del siglo XX». Los títulos de una de sus biografías más conocidas la declararon simultáneamente como la «dama de hierro de Oriente Medio» y la «primera mujer primera ministra en Occidente». Esto es indicativo de los intentos sionistas de cosechar los beneficios de que Israel sea considerado un país occidental, incluso mientras trabajan para retratar a Israel como autóctono del Medio Oriente.

Para las mujeres palestinas, sin embargo, ella no fue más empoderadora que las figuras sionistas masculinas que buscaron y buscan borrar nuestra existencia misma; una vez declaró infamemente que debido a que los palestinos no tenían un Estado ni se adscribían a las concepciones modernas del nacionalismo, en realidad no estaban étnicamente limpios:

«No era como si hubiera un pueblo palestino en Palestina considerándose a sí mismo como un pueblo palestino y vinimos y los echamos y les quitamos su país. Ellos no existían.»

Estos esfuerzos por purplewashing a Meir se vuelven aún más ridículos por el hecho de que ella ni siquiera se consideraba feminista, como dijo la biógrafa Elinor Burkett: «A las feministas estadounidenses les encantaba adoptar a Golda, pero a ella no le interesaba e ignoraba los prejuicios de género, ella  no pensaba en su [cargo de primer ministro] como un logro para las mujeres. Ella pensó en ello como un logro para Golda.”

En la actualidad, grupos sionistas como Hadassah y la coalición Sionista intentan cada vez más presentarse como feministas, lo que indica una preocupación entre los hasbaristas israelíes de que el sionismo necesita ser renombrado en una era más inclinada a la justicia social. Esto se refleja en la serie de oradores en línea de Hadassah, «Definiendo el sionismo en el siglo XXI», incluido un segmento de «Sionismo para los Millennials» dirigido por la oradora Chloe Valdery, sionista evangélica y secretaria de la coalición Sionista. Recientemente, se reveló que Zioness es un grupo de astroturfing cofundado por Amanda Berman, ejecutiva del proyecto Lawfare. Zioness también generó controversia por intentar insertarse a sí mismo y a su agenda de purplewashing en la Marcha de Diques de Chicago y la protesta anual de Slutwalk Chicago. Comprensiblemente, estos esfuerzos fueron rechazados por los organizadores radicales detrás de la protesta, y la declaración de Slutwalk Chicago explicó que se oponían rotundamente a que Sioness centrara su política «en la lucha por la igualdad y contra el patriarcado»; continuaron:

«Nos parece repugnante que cualquier grupo se apropie de un día dedicado a las sobrevivientes que luchan contra la cultura de la violación para promover su propia agenda nacionalista». Más tarde agregaron que «luchamos por la igualdad para todos, lo que significa que apoyamos al pueblo judío y palestino, al tiempo que adoptamos una posición firmemente antiestatal y antiimperialista que necesariamente incluye a Israel.”

 

LA FIJACIÓN POR LAS MUJERES PALESTINAS

 

El purplewashing de los sionistas de su agenda nacionalista también suele adoptar la forma de una preocupación artificial por las mujeres palestinas, incluso al borrar las identidades de las mujeres palestinas que viven dentro de la línea verde como «árabes israelíes», en un esfuerzo por representar a la sociedad israelí como «multicultural» y tolerante. El informante nativo Yoseph Haddad, cuya carrera entera gira en torno a ser un portavoz «Árabe israelí» financiado por el gobierno israelí, publicó un gráfico titulado «Mujeres Árabe-israelíes: Rompiendo el Techo de Cristal». Según la leyenda adjunta en Facebook, Haddad presentó a mujeres palestinas individuales desempeñando roles como profesoras, oficiales de policía o incluso ganando un concurso de canto como prueba que refutaba la existencia del Apartheid israelí. Haddad también escribió que «si bien las mujeres enfrentan discriminación y opresión sistémicas en todo el Medio Oriente, en Israel las mujeres árabes pueden ser lo que quieran ser». Además de la noción insultante de que los miembros individuales de un grupo oprimido que tienen ciertos trabajos o puestos excluyen la existencia de racismo sistémico, el mensaje implícito es claro: las mujeres palestinas que viven bajo el dominio israelí están «mejor» de lo que estarían bajo el dominio palestino.

Por lo tanto, se representa a las mujeres palestinas como necesitadas de ser salvadas de los hombres palestinos. NGO Monitor, un grupo anti-palestino con estrechos vínculos con el gobierno israelí y el movimiento de colonos, especializado en difamar a las organizaciones palestinas de derechos humanos como grupos ‘terroristas’, publicó un informe especial titulado «La explotación de las ONG palestinas por los Derechos de las Mujeres» que regañó a activistas y organizaciones feministas palestinas por «centrarse en Israel como la causa de la desigualdad de género, sin prestar la debida atención a las prácticas sistémicas internas dentro de la sociedad palestina que son discriminatorias contra las mujeres».

En un artículo del Daily Beast de 2017, el prodigio liberal sionista Peter Beinart acusó a los izquierdistas de pasar por alto la misoginia de Hamas y de preocuparse paternalmente por cómo se vería «cuando los palestinos se gobiernen más plenamente a sí mismos». Incluso el homólogo sionista más conservador de Beinart, Bret Stephens, cuyo racismo contra los palestinos es tan desenfrenado que ha descrito abiertamente a los palestinos como «psicóticos» y «poseídos por la sed de sangre», sin embargo, también se posiciona como profundamente preocupado por las mujeres palestinas y declaró de manera similar que los «llamados progresistas ahora simpatizan con los misóginos de Hamas». En ese mismo artículo, Stephens da un paso más y declara, a pesar de toda la evidencia en contrario, que la prominencia de las mujeres en la Gran Marcha del Retorno de la Franja de Gaza fue orquestada por Hamas porque «los soldados israelíes podrían tener menos probabilidades de disparar contra las mujeres», transmitiendo su cosmovisión donde los soldados israelíes valoran la vida de las mujeres palestinas, a diferencia de los hombres palestinos, con toda la sutileza de una ojiva nuclear. Que las mujeres palestinas en cuestión pudieran haber asistido a las protestas por su propia voluntad o que los hombres palestinos tampoco merecen ser asesinados a manos de sus ocupantes ni siquiera se consideraron puntos dignos de consideración.

Incluso el sitio web oficial del gobierno israelí tiene una página dedicada a «la condición de la mujer en Gaza» que enumera cínicamente los problemas que enfrentan las mujeres palestinas con respecto a la violencia de género y el empleo limitado, como si los problemas de sexismo pudieran reducirse claramente a la creación de Hamas hace poco más de 30 años, o como si la Franja de Gaza, que se ha convertido en la prisión al aire libre más grande del mundo, no se estuviera volviendo cada vez más inhabitable en todos los sentidos de la palabra gracias al bloqueo y bombardeo de Israel.

LA MISOGINIA NO ES MEJOR CUANDO ES SIONISTA

La fijación mencionada anteriormente con las mujeres palestinas ofusca cuán deshumanizadas son en realidad las mujeres palestinas y las madres palestinas en particular por parte de los sionistas y en toda la sociedad israelí. Esto es evidente en cómo la legisladora israelí Ayelet Shaked pidió abiertamente el asesinato de mujeres palestinas porque dan a luz a » pequeñas serpientes». Bret Stephens apuntó de manera similar a las madres palestinas en un artículo particularmente atroz, diciendo que, a diferencia de las madres occidentales que temen que sus hijos se hagan un mal tatuaje, las madres palestinas quieren que sus hijos mueran luchando contra la ocupación; luego continuó diciendo que aún no ha conocido a una madre israelí que quiera criar a un asesino, porque en su opinión, el asesinato sancionado por el Estado con respecto al servicio militar obligatorio o hacer que los niños escriban mensajes de odio racista en misiles a punto de ser lanzados al Líbano no cuentan.

Stephens finalmente afirma abiertamente que la cultura palestina es «una cultura que celebra abiertamente el asesinato y no es apta para la estadidad», en consecuencia, si los palestinos quieren un Estado, deberían, como la Alemania de la posguerra, someterse «a un proceso de rehabilitación moral» y que para Palestina, «esto debería comenzar con las madres.”

Mordechai Kedar, un oficial de inteligencia militar israelí convertido en académico, hizo declaraciones públicas sobre ‘violar a las esposas y madres de combatientes palestinos’ para disuadir ‘ataques terroristas’. Estos comentarios fueron defendidos por su universidad como «la amarga realidad de Oriente Medio». Este sentimiento está muy extendido en toda la sociedad israelí, como señaló la eminente académica Rabab Abdulhadi en su increíblemente valioso artículo para Feminist Studies; El sangriento asalto israelí de 2014 a Gaza fue apoyado alegremente con publicaciones en las redes sociales israelíes que incluían una imagen sexualizada de una mujer hijab con llamados al Primer Ministro israelí Netanyahu a violarla. Además, pancartas públicas patrocinadas por el ayuntamiento de una ciudad israelí les decían a los soldados israelíes que ‘¡golpeen a sus madres y vuelvan a casa con sus propias madres!’, y un diseño de camiseta popular entre los hombres israelíes que sirvieron en el ejército mostraba una diana apuntando a una mujer palestina embarazada que vestía niqab con la leyenda «un disparo, dos muertes.”

Las mujeres palestinas son blanco de este tipo de ataques racistas y misóginos porque Israel es una etnocracia, que tiene como objetivo cimentar la dominación de un determinado grupo étnico en todas las esferas de la sociedad, un aspecto crucial del cual es la demografía. Dentro de este marco, los palestinos son vistos como «amenazas demográficas». Esta obsesión con la demografía se manifiesta necesariamente, como ha escrito Nadera Shalhoub-Kevorkian, en políticas racistas y de género para «contener y reducir a la población palestina» a través de agresiones a la vida cotidiana y doméstica palestina, que se extienden a la negación a menudo fatal de tratamiento esencial a las mujeres embarazadas, como lo demuestran dos informes del ACNUR sobre puestos de control que retrasan el acceso de las mujeres palestinas embarazadas a la atención médica. Estos informes indican que 68 mujeres tuvieron partos forzados en la carretera que resultaron en 34 abortos espontáneos y que se descubrió que la atención médica inadecuada durante el embarazo era la tercera causa de mortalidad entre las mujeres palestinas en edad reproductiva.

El objetivo es «apuntar a la reproducción biológica literal de la vida palestina»; estas políticas han dado forma, argumenta Shalhoub-Kevorkian, a una «zona de muerte» para los palestinos y las mujeres palestinas especialmente, como parte de un proceso más amplio y continuo de despojo congruente con las prácticas coloniales de los colonos en otros lugares. Esta zona de muerte es » el espacio donde se pone en riesgo diario e íntimo la reproducción biológica, material y cultural de la vida social palestina. Según Shalhoub-Kevorkian, esta » violencia sexual es fundamental para la estructura más amplia del poder colonial, su maquinaria racializada de dominación y su lógica de eliminación. El colonialismo está estructurado en sí mismo por la lógica de la violencia sexual». Los ataques contra la vida de las mujeres palestinas incluyen violaciones y otras formas de tortura por motivos de género en las cárceles israelíes, de acuerdo con las conclusiones de la ONU de que la violencia sexual como parte del conflicto violento general se «utiliza como un medio para infligir terror a la población en general» y «también puede ser parte de una estrategia genocida».

Además, como informó la Relatora Especial de la ONU sobre la violencia contra la mujer, Dubravka Šimonović, los colonos israelíes también atacan con frecuencia a las niñas que van a la escuela, hasta tal punto que algunas familias tienen demasiado miedo de enviarlas. Si bien este es un caso de abusos contra los derechos humanos por motivos de género cometidos por actores no estatales, en última instancia, el Estado israelí lo respalda de facto a través de su constante «fracaso» en investigar o enjuiciar a los perpetradores. Šimonović también informó sobre el efecto traumatizante de las redadas y demoliciones de viviendas israelíes, y una mujer testificó que se acostó completamente cubierta antes de que los soldados entraran en su habitación durante una redada nocturna, como se ha vuelto demasiado habitual.

SOLIDARIDAD, NO CONDESCENDENCIA

 

Que la misoginia existe dentro de la sociedad palestina es innegable. Sin embargo, la idea de que Israel representa la salvación de esta misoginia, en lugar de encarnar las estructuras racistas y coloniales que la perpetúan, es mucho más cuestionable. De hecho, hay mucha evidencia de que el debilitamiento de las estructuras comunitarias, las interrupciones de la ley y el orden, las dificultades económicas, la migración forzada y las condiciones de vida superpobladas en los campamentos de refugiados/desplazados, todo lo cual los palestinos han experimentado como resultado de la violencia israelí, son factores que aumentan el riesgo de violencia sexual y de género, especialmente contra mujeres y niñas. Además, la fragmentación colonial burocrática de Palestina en diferentes áreas de control, especialmente la división de Cisjordania en áreas A, B y C y la división entre Cisjordania y la Franja de Gaza, es en realidad un obstáculo para prevenir esta violencia o responsabilizar a sus perpetradores.

Académicas y organizadoras feministas palestinas han estado estudiando y resistiendo las prácticas violentas de Israel contra todos los palestinos, y sus prácticas de género contra las mujeres palestinas en particular. Como resultado, reconocemos que la verdadera liberación de las mujeres palestinas es imposible sin nada menos que la liberación de todos los palestinos del colonialismo de los colonos israelíes. Como feministas palestinas, activistas de derechos humanos y representantes de organizaciones de mujeres declararon en una declaración de apoyo al movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS):

«La lucha de las feministas palestinas es como mujeres marginadas privadas de igualdad de derechos y como parte de un pueblo indígena que sufre bajo un régimen de ocupación y apartheid. No podemos aceptar el asiento trasero reservado para una minoría obediente que debe ocupar en conferencias o declaraciones emitidas por grupos israelíes. Estamos luchando por nuestros derechos, todos nuestros derechos, nacionales, sociales y de otro tipo, y contra toda opresión.”

Las mujeres palestinas rechazan todos los intentos descarados de minimizar la violencia israelí contra nosotras y todos los palestinos, que solo busca reforzar la imagen de Israel a expensas de los derechos de los palestinos. Las mujeres palestinas en la lucha son conscientes de que están luchando por los derechos y la dignidad humana de todos, y que «el feminismo que no comprende cómo se cruza con la opresión racial y étnica es simplemente una diversificación de la supremacía blanca». Esperamos que se una a nosotros para trabajar por la liberación de todos los palestinos; y que la próxima vez que veas a una organización proisraelí intentar descaradamente utilizar el movimiento feminista para encubrir el colonialismo, puedes ver que el violeta realmente no es el color de Israel.

 

lECTURAS ADICIONALES

  • Shalhoub-Kevorkian, Nadera. Militarization and violence against women in conflict zones in the Middle East: A Palestinian case-study. Cambridge University Press, 2009.
  • Shalhoub-Kevorkian, Nadera et al. Sexual Violence, Women’s Bodies, and Israeli Settler Colonialism. Jadaliyya. November 17th, 2014. [Link]
  • Farris, Sara R. In the name of women’s rights: The rise of femonationalism. Duke University Press, 2017.
  • Jad, Islah. Palestinian Women’s Activism: Nationalism, Secularism, Islamism. Syracuse University Press, 2018.
  • Abdulhadi, Rabab. “Israeli Settler Colonialism in Context: Celebrating (Palestinian) Death and Normalizing Gender and Sexual Violence.” Feminist Studies 45.2-3, 2019: 541-573.
  • Elia, Nada. “Justice is indivisible: Palestine as a feminist issue.” Decolonization: Indigeneity, Education & Society 6.1, 2017.
  • Sharoni, Simona, et al. “Transnational Feminist Solidarity in Times of Crisis: The Boycott, Divestment and Sanctions (BDS) Movement and Justice in/for Palestine.” International Feminist Journal of Politics 17.4, 2015: 654-670.
  • Abdulhadi, Rabab, Evelyn Alsultany, and Nadine Naber, eds. Arab and Arab American feminisms: gender, violence, and belonging. Syracuse University Press, 2011.
  • Abu-Lughod, Lila. Do Muslim women need saving?. Vol. 15. No. 5. Sage UK: London, England: SAGE Publications, 2015.

 

Extraído de la web de Decolonize Palestine.

Traducido al español por V de Invisible.