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Breve introducción a la vida de Serguéi Gennádievich Necháyev

 

Serguéi Gennádievich Necháyev / Серге́й Генна́диевич Неча́ев/, también transcrito como Nechaev, (1847-1882). Nació el 2 de octubre de 1847, en Ivánovo, (Rusia) y murió en su celda entre el 21 de noviembre y el 3 de diciembre de 1882 en San Petersburgo (Imperio ruso).

Fue una figura revolucionaria rusa popularmente asociada con los movimientos nihilista y anarquista y conocido por su teoría de la revolución con medios mínimos y por su extremismo.

Biografía.

 

Nace el 2 de octubre de 1847, en Ivánovo, (Rusia) una villa dedicada a la industria textil, de padres de clase baja.

En 1865, contando con 18 años, Necháyev se traslada a Moscú, (Rusia) donde trabaja para el historiador Mijaíl Pogodin. Un año más tarde se instala en San Petersburgo, (Imperio ruso) como profesor en prácticas, relacionándose con el ambiente intelectual de la juventud que asiste a la Universidad de la ciudad, participando en el activismo estudiantil entre 1868-1869, liderando una minoría radical con Piotr Tkachov y otros, bajo la influencia de la literatura del Decembrismo, el Círculo Petrashevski, y Mijaíl Bakunin.

Escribe un «Programa de actividades revolucionarias», y un «Catecismo del revolucionario» (1868), cuya difusión lo harán popular.

En enero de 1869, Necháyev huye a Ginebra, (Suiza), temiendo su arresto, entrando en comunicación con Mijaíl Bakunin y su amigo y colaborador Nikolái Ogariov. Regresa fugazmente a Rusia a finales de 1869, creando la sociedad secreta «Naródnaya Rasprava» (Народная расправа«Venganza del Pueblo»). De vuelta en Suiza publicará algunos artículos «Los fundamentos del Sistema Social del Futuro», siguiendo su tarea editorial en Londres, (Inglaterra) (1870), París, Isla de Francia, (Francia) (1871) y Zúrich, (Suiza) (1872), donde será arrestado el 14 de agosto de ese año por asesinar a uno de sus compañeros de la sociedad secreta en un repentino ataque de paranoia donde pensó que este era un delator.

Fue devuelto a Rusia, siendo condenado el 8 de enero de 1873 a 20 años de trabajos forzados. Durante su estancia en prisión, mantendrá contactos con el Comité Ejecutivo del grupo radical «Naródnaya Volia».

Serguéi Gennádievich Necháyev muere en su celda entre el 21 de noviembre y el 3 de diciembre de 1882 en en San Petersburgo (Imperio ruso).

Repercusión de sus ideas.

 

Su relación con el anarquismo e incluso con las ideas nihilistas es compleja y discutida, empezando porque nunca declaró un credo ideológico ni filosófico, en momentos de su vida y obra se acerca a estas y en otros momentos lo que hace es una apología del simple terrorismo, muchas veces estuvo entre lo serio y otras entre lo ridículo, unas veces consciente de esto otras veces no; cuestiones que lo han convertido en una caricatura del radical político. Bakunin, después de que se confesara ante el zar, se alejó de él.1​ Por su parte, Marx y Engels lo denunciaron como personaje infame.1

La leyenda popular de Necháyev se extenderá a lo largo del tiempo, así por ejemplo Fiódor Dostoyevski lo recordará a través del personaje de Verjovenski, en «Los endemoniados», basado en Necháyev.

Su principal texto «Catecismo del revolucionario», ha influido sobre generaciones de militantes extremistas de distintas ideologías, contando con una reedición a cargo del grupo estadounidense Black Panther Party en 1969, cien años de la publicación del original. Ya en 2014, coincidiendo con el bicentenario del nacimiento de Bakunin, la editorial La Felguera reeditó el «Catecismo del revolucionario» junto con textos de Bakunin y Fiódor Dostoyevski.

El escritor Eldridge Cleaver, vinculado al grupo, escribirá en su favor en su obra «Soul on Ice» (1968). También se reconoce su influencia en el procedimiento de formación de los militantes de las «Brigate Rosse» (Brigadas Rojas) en Italia en los mismo años.

Referencias.

  1. a b Serrano Martínez, Jorge (2003). Entre el bien y el mal. Editorial Complutense, Madrid, p. 425

Bibliografía.

  • Avrich, Paul. «Bakunin and Nechaev», Freedom press.
  • Pomper, Phillip. Bakunin, Nechaev and the «Catechism of a Revolutionary»: the Case for Joint Authorship, Canadian Slavic Studies, invierno de 1976, 534-51.
  • Robynski. Nechaev and Bakunin: Left Libertarianism’s Lavender Lineage. Northcote, Vic: Autonomous Tendency. 1994
  • Serrano Martínez, Jorge (2003) Entre el bien y el mal. Editorial Complutense, Madrid. ISBN 84-7491-718-2

 

Extraido de:  https://sobrelaanarquiayotrostemasvidayobradepensadoresy.wordpress.com/2019/07/01/serguei-gennadievich-nechayev-vida-y-obra/


Carta de Emma Goldman a Alexander Berkman. 1936.

Esta carta forma parte de otras cartas tituladas «– En ninguna parte como en casa – Cartas desde el exilio de Emma Goldman y Alexander Berkman (1975) » del libro «Vivir la Revolución», parte V.

 

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Carta de Emma Goldman a Alexander Berkman.

Queridísimo,

Desearía poder escribir algo alegre, pero mi tristeza habitual se ha visto incrementada por la falsa tristeza generalizada mostrada por toda la ciudad por la muerte del rey. Es simplemente increíble. No sólo los británicos medios, los tories o los liberales, sino también todas las filas laboristas y radicales han cerrado todo por la muerte de Jorge V. Todas las reuniones y asuntos públicos han sido cancelados por los partidos laboristas y comunistas. Incluso los idiotas del Arbeiter Ring ha suspendido una reunión que iba a celebrarse ayer. Pero para protestar contra semejante chovinismo rastrero, habría sido mejor suspender mi conferencia del jueves pasado. Porque sólo asistieron unas treinta personas, la mayoría de los nuestros, y los pocos forasteros vinieron vestidos de negro. Pero, por supuesto, insistí en que nuestra reunión se celebrara, aunque sabía que sería un fracaso. No me equivocaba.

La ironía es que trabajamos mucho para la conferencia del jueves pasado y nos gastamos una pequeña fortuna para circularizar a unas trescientas personas, por no hablar de los gastos y la cantidad de trabajo que [Ralph] Barr puso en la empresa. Pobre Mace, cuando escribió que debía posponer mi venida aquí por la boda real y las elecciones pensé que estaba loco. No podía imaginar a todo un pueblo postrado ante la realeza, tan absolutamente intimidado por su rey y por cada pedo que saliera de él. En cuanto a su muerte, te digo que es asombrosa. Toda la inmensa ciudad de Londres se ha convertido en una abyecta penumbra, todo el mundo va de negro, todos los escaparates son negros y morados.

Ayer tuve que reunirme con alguien en el salón de té de uno de los hoteles. El lugar estaba abarrotado de gente vestida de negro y un órgano tocaba melodías lúgubres. Era tan deprimente que di un suspiro de alivio cuando salimos. Ni que decir tiene que la mayoría de los teatros están cerrados hasta después del funeral. El concierto de [Fritz] Kreisler, al que iba a asistir mañana, también ha sido suspendido. Pero ¿por qué extrañarse de eso cuando los judíos radicales son tan ápices del resto? Creo que fuera de nuestros pocos camaradas, el resto está disuelto en lágrimas de cocodrilo y lamentos por el amado, paternal y humanísimo rey. Y aquí estoy yo intentando penetrar en las mentes del pueblo inglés. Qué maldita tontería. . . .

 

Emma

 

 

Fuente:  https://www.federacionanarquista.net/quinta-parte-vivir-la-revolucion-iii-en-ninguna-parte-como-en-casa-cartas-desde-el-exilio-de-emma-goldman-y-alexander-berkman-1975-emma-goldman-alexander-berkman/


Entrevista a Peter Gelderloos por It’s Going Down.

Introducción

 

Este verano trajo otra ola de calor récord, ya que el cambio climático impulsó desastres que afectaron a países de todo el mundo, dejando a las comunidades humanas devastadas por inundaciones, incendios forestales y tormentas. Si bien esta «nueva normalidad» ha puesto el cambio climático a la vanguardia de la conciencia popular, también hemos visto a la extrema derecha hilando nuevas conspiraciones y al centro neoliberal impulsando los mismos cambios cansados en el estilo de vida consumista como falsas soluciones.

En este contexto, nos sentamos con el autor y organizador anarquista Peter Gelderloos, desde hace mucho tiempo, para hablar sobre el momento presente, el camino a seguir para los movimientos autónomos y las duras realidades que tenemos por delante.

 

 

IGD: Aborda el cambio climático en su libro, «Las soluciones ya están aquí», ¿Qué opina del momento actual en el que nos encontramos?

Peter Gelderloos: Creo que estamos en un momento muy crítico en el que las voces dominantes están identificando un punto de inflexión en relación con eventos climáticos extremos recientes y recurrentes, como el verano más caluroso del Hemisferio Norte en la historia registrada, lo que se ha llamado la peor inundación en la historia griega después de una rara tormenta tropical mediterránea, con las fuertes lluvias que llegan pocas semanas después de los incendios forestales más grandes jamás registrados en Europa, la primera advertencia de tormenta tropical en California debido a un raro huracán en el Pacífico, los incendios forestales más grandes en la historia registrada en el llamado Canadá.…

Creo que este es un momento tan crítico porque la forma en que los medios, las ONG, los académicos y los gobiernos nos están condicionando a pensar sobre la crisis es simultáneamente una enorme mentira y una enorme verdad. Primero la verdad: la forma en que se ha alterado la atmósfera terrestre es visible en nuestra vida cotidiana, está matando gente y está empeorando. Esta verdad es importante porque significa que es una cuestión urgente de nuestra supervivencia y, por lo tanto, una cuestión legítima de autodefensa, y reafirma que podemos confiar en nuestras propias experiencias y observaciones, siempre que estemos realmente arraigados y atentos al mundo que nos rodea.. Podemos encajar nuestra vida cotidiana y nuestra experiencia en un rincón del mundo en una narrativa global solidaria y cohesiva.

La mentira es esta: que estas muertes no tienen precedentes, que el cambio climático es un marco apropiado para comprender estas muertes y que podemos confiar en los modelos científicos actuales en torno a los puntos de inflexión, en torno a las predicciones de «cuándo es demasiado tarde», en torno a la compensación de carbono y los esquemas de reducción de emisiones.

IGD: ¿Hubo un punto de inflexión, sea lo que sea que eso signifique, este verano? Parece que hemos alcanzado un pico dentro de la conciencia popular con la ola de calor récord. ¿Significa esto algo?

Peter Gelderloos: No hubo un punto de inflexión, y el pico aparente en la conciencia ha sido un triunfo de la falsa conciencia. Porque la verdad es que era demasiado tarde hace mucho tiempo. Dependiendo de dónde mires en el mundo y qué formas de vida decidas valorar, era demasiado tarde hace mil años, era demasiado tarde hace 531 años, era demasiado tarde hace 101 años, era demasiado tarde hace 50 años.

La verdad es que desde hace décadas, ecosistemas enteros y muchas de las especies que los componen han sido completamente destruidos, desde hace décadas decenas de millones de humanos mueren cada año como resultado de esta amplia crisis ecológica, y durante siglos las formas sociales extractivistas responsables de la crisis ecológica han estado colonizando y erradicando las formas sociales que cuidan sus ecosistemas y que también tienden a resistir las opresiones de humano a humano.

La verdad es que, si bien el método científico para producir conocimiento tiene un valor demostrable, los modelos para predecir los puntos de inflexión ecosistémicos y la tasa de cambio climático han demostrado ser en gran medida poco confiables y generalmente conservadores, por lo que esa rama específica de la ciencia ha demostrado ser demasiado defectuosa para soportar cualquier peso estratégico cuando nos enfrentamos a elecciones de vida o muerte.

La verdad es que la «crisis climática» es un marco que pertenece a quienes intentan asesinarnos y sacar provecho de ella. El clima es solo una parte de una crisis mayor e interconectada, y si solo nos enfocamos en el clima, nunca veremos las causas fundamentales y las peores formas de sufrimiento que están ocurriendo. Esta crisis no es causada por humanos. No es » antropogénico», es causada por aquellos humanos que han entregado sus vidas a un marco de instituciones que son extractivistas y opresivas para sus núcleos, instituciones que tienen el poder de obligarnos al resto de nosotros a alinearnos y participar en su sociedad devoradora de vidas, ya sea que elijamos resistir o elegir mirar hacia otro lado. Este marco, fundamentalmente, significa el Estado.

Como demostré al Adorar el Poder, todos los estados son extractivistas y todos los estados en la historia han sido ecocidas. Un rasgo compartido de quienes quieren reformar el Leviatán, ya sean activistas de XR, investigadores climáticos, activistas pagados de ONG, marxistas autoritarios o cripto-autoritarios, es que intentan ocultar o descentralizar el papel del Estado en esta crisis. Anteriormente, los Estados solo provocaban colapsos ecológicos regionales, lo que fue un impulso importante para su giro sistemático hacia la expansión colonial.

Sin embargo, los sistemas extractivistas que representan los Estados deben expandirse o morir. Dado que las revoluciones que han estado derrocando Estados durante miles de años no pudieron cultivar una conciencia suficientemente global y sistémica, la única otra opción era que los Estados crearan un sistema mundial. Y esto significa inventar la posibilidad de una crisis ecológica global. El Estado moderno encontró un motor adecuado en el capitalismo, y encontró una cosmovisión devoradora de mundos capaz de organizar la colonización intercontinental en la supremacía blanca. En el Planeta Tierra, no hay capitalismo que no sea colonial y, por lo tanto, racial, no hay capitalismo sin el Estado, y no hay Estado que no sea extractivista y patriarcal y, por lo tanto, ecocida y opresivo, enemigo de toda la vida.

IGD: Este verano, vimos una gran cantidad de artículos neoliberales sobre ‘trucos para la vida’ sobre cómo ajustar su cuerpo a temperaturas extremas, así como en Grecia, una ola de sentimiento antiinmigrante a medida que aumentan los incendios y se difunden las teorías de la conspiración. ¿Cómo rechazamos esto?

Peter Gelderloos: Es inevitable que cuando tengamos una falsa conciencia en torno a una crisis como esta, las respuestas hegemónicas sean individualistas-privilegiando al consumidor con dinero para gastar éticamente, al ciudadano con derecho a votar por mejores candidatos, ambos revitalizando las instituciones que han causado esta crisis-o promoverán pseudo-comunidades como el Estado–nación, con sus fronteras artificiales y sangrientas, y su elenco listo de chivos expiatorios y villanos, que casi siempre son puras invenciones o grupos de personas más oprimidos, simultáneamente internos y externos, siempre demasiado extraño para comprenderlo y lo suficientemente cercano como para representar una amenaza.

Afortunadamente existe una síntesis entre estrategias y metas cuando somos honestos con nosotros mismos sobre lo que estamos enfrentando. La sociedad patriarcal y el capitalismo colonial, organizados por el Estado, son el enemigo de toda vida. Han demostrado que no podemos compartir este planeta con ellos, y no es necesario porque no son seres vivos. Son un límite duro. Solo hasta ese límite es posible tener un mundo en el que quepan muchos mundos.

Los principales obstáculos estratégicos para destruir el Estado son los dos brazos del Estado, la Izquierda y la Derecha (entendiendo la izquierda en su sentido histórico y no en su amnésico sinsentido anglófono, en el que tiene fama de significar cosas vagas, no especificadas, buenas e incoherentes). Para generalizar, la izquierda renueva, actualiza y revitaliza las estructuras opresivas, dándonos policías negros, mujeres millonarias y papel higiénico reciclado, y la Derecha castiga la resistencia con el intento de erradicarla. Cuando entras en los detalles desordenados, la Izquierda también lleva a cabo labores policiales, y la Derecha también trata de renovar estructuras opresivas como el Estado-nación, pero el punto es que ambas sirven al Estado. En momentos de paz social, están más coordinados, en momentos de agitación social como el actual, son incapaces de ver más allá de sus mitologías que dan coartadas y sospechan cada vez más unos de otros de ser una amenaza para el Leviatán en su conjunto.

IGD: Estamos viendo que cosas como los ecosistemas se ven afectados de manera importante debido al derretimiento del hielo y otros signos de que los sistemas de soporte vital se ven afectados. ¿Qué ve sucediendo en los próximos años para lo que deberíamos estar preparados que va a afectar la situación aquí en la llamada América del Norte?

Peter Gelderloos: Esa pregunta debe responderse dentro de cada biorregión específica, con sus historias humanas y ecológicas específicas. Los patrones de movimiento consumistas que prevalecen en América del Norte, especialmente en los círculos de clase media, hacen imposible crear esas respuestas. La incapacidad de escuchar también lo hace imposible. Los hombres y los blancos están socializados para no escuchar, por lo que debemos enfatizar aprender a hacerlo. Aquellos que han comprado la civilización occidental, que, por ejemplo, tratan sus teléfonos inteligentes con más respeto que a las personas que los rodean, nunca podrán encontrar respuestas adecuadas y arraigadas a la cuestión de sobrevivir, juntos. Cualquiera que se burle de la idea de escuchar aves migratorias, bosques, montañas, no tiene ni puta idea y ni siquiera será capaz de encontrar la conversación real que está proporcionando estas respuestas.

Aquí hay una herramienta analítica que podría ayudar. ¿Qué define a una persona? Debemos considerar que una persona es cualquier ser con el que el diálogo es posible y significativo. Por lo tanto, un policía o un millonario, aunque humanos, no son personas. El arrendajo azul fuera de mi ventana es una persona. Démosle nuestra atención y cuidado a las personas, ya que si son personas podemos compartir un mundo con ellas. Dirijamos nuestra ira y nuestras habilidades destructivas a las instituciones y sus robots leales, porque nunca compartirán un mundo con nosotros.

IGD: El gran movimiento climático está fuera de las calles justo en el momento en que las cosas están en su peor momento. Como anarquistas y participantes en movimientos autónomos, ¿cuál es el camino a seguir?

Peter Gelderloos: Esta es también una conversación que creo que debe ocurrir en todos los rincones del mundo, aunque sospecho que se destacará un número menor de patrones que en la conversación sobre lo que cada ecosistema en particular necesita hacer para sobrevivir y adaptarse.

En los últimos veinte años, en todos los continentes, hemos derrocado regímenes de larga data, hemos derrotado a la policía, hemos ayudado a que una conciencia antirracista, anticolonial y ecológica se convierta temporalmente en la norma, y hemos ayudado a grupos marginados a ganar más espacios para la supervivencia, para la curación, para la alegría. (No un nosotros ayudándoles a ellos, sino un nosotros entre nosotros ayudándonos a nosotros mismos y otro nosotros entre nosotros solidarizándonos con otros entre nosotros ayudándose a sí mismos.) Hemos logrado cosas que en las dos décadas anteriores parecían inimaginables.

Y nuestra ola de poderosas rebeliones precedió claramente a la recesión económica de 2007/2008. Es vital recordar esto y transmitir esta memoria, especialmente porque los sacerdotes del materialismo están saliendo de sus merecidas tumbas para tratar de decirnos que somos objetos secundarios a los cálculos de los sistemas monetarios globales, a pesar de lo mortalmente equivocados que resultaron ser la última vez que les dimos una audiencia, hace unas generaciones. No somos esos objetos. Somos seres vivos, golpeados por numerosos sistemas opresivos que se cruzan y que operan de maneras cuantificables e incuantificables, y tomamos decisiones,y esas decisiones importan. No somos individuos ni objetos idénticos.

Sin embargo, desde esa ola de rebeliones, hemos perdido terreno en la mayoría de los lugares del mundo. Necesitamos preguntarnos por qué, a fondo y sin miedo a lo que podríamos aprender, y debemos compartir esas lecciones porque nuestra supervivencia depende de ellas.

Creo que en muchos lugares descubriremos que sucumbimos a la represión, porque no habíamos aprendido las lecciones de generaciones anteriores sobre cómo sobrevivir a ella y porque no hemos valorado los roles de cuidado, curación y supervivencia tanto como hemos valorado el papel del ataque. Y lo digo como alguien que ha pasado mi vida tratando de desarrollar nuestra capacidad para atacar y validar esos ataques, dado lo pacificados que estábamos en los años 90 y 00, pero ninguna sociedad opresiva puede ser destruida solo por la negación, y quienes atacan también necesitan saber cómo sobrevivir a las reacciones a esos ataques.

En otros lugares, hemos sucumbido a que corrientes autoritarias se apoderen de movimientos sociales y espacios de rebelión. (En verdad, la represión y la recuperación siempre ocurren juntas, pero una de las dos puede ser predominante, una puede fallar y luego la siguiente tener éxito.) Las fuerzas represivas del Estado son inmensas, y cuando no podemos resistirlas, lo máximo que podemos hacer es lamernos las heridas e identificar qué podríamos haber hecho mejor. Sin embargo, cuando los movimientos y espacios de resistencia nos dejan atrás, casi siempre es consecuencia directa de fallas internas que no fueron inevitables.

¿Defendimos normas en torno a la participación que favorecían a quienes tenían más recursos: los universitarios, la clase media, los neurotípicos, las personas sin traumas o problemas de salud crónicos, las personas sin hijos u otras personas a quienes cuidar, las personas con ciudadanía, los blancos? ¿Reproducimos sistemas de valores patriarcales en torno a los estilos de comunicación, en torno a qué formas de lucha se celebran y recompensan, qué formas se ignoran, qué formas se explotan?

¿Olvidamos nuestra historia y entablamos alianzas no críticas con ONG y partidos políticos, o nos dejamos de lado con una aceptación expeditiva de un enfoque de un solo tema, un marco reformista? ¿Repetimos el gran error del antifascismo y vemos solo a la derecha como un peligro, mientras le damos un pase a la democracia o a los socialistas autoritarios? ¿Creamos un nuevo error de nihilismo, de modo que las críticas históricamente válidas que ofrecía el insurreccionalismo se ahogaran en un renovado fetichismo de los grupos armados (irónico, dado el contexto exacto al que reaccionaba la crítica insurreccional)?

¿Nos dejamos condicionar por el dogmatismo o la arquitectura de las redes sociales y creamos espacios de resistencia que eran tan tóxicos que solo los matones y aduladores podían prosperar allí? ¿Fallamos en desarrollar prácticas de supervivencia, de curación, de transformación, de crecimiento mutuo, de modo que todo lo que teníamos era un martillo y todo lo que podíamos ver eran clavos?

¿Fallamos en conectar las luchas de manera descentralizada, difundiendo lógicas de solidaridad que permitieran a todos apoyarse y aprender unos de otros, sin permitir que nadie asumiera el control? ¿Nos olvidamos de desarrollar estrategias para el día después, cómo difundir una vida alegre y significativa, una vez que lo quemamos todo? ¿Hemos perdido la capacidad de imaginar ser otra cosa, crear otra cosa,vivir de otra manera?

IGD: Cuéntanos cómo te va, recientemente tuviste una recaudación de fondos para tu salud, ¿cómo puede la gente apoyarte?

Peter Gelderloos: Lo estoy haciendo, alternativamente, terriblemente y maravillosamente, lo cual es normal para mí ya que soy bipolar. Mi tumor se considera incurable pero tratable, por lo que desde el punto de vista de un médico se trata de extender la esperanza de vida, mejorar sus estadísticas. No es así como voy a abordar mi vida y mi muerte.

Obtendré el apoyo que necesito de mí mismo y de las personas más cercanas a mí. A cualquiera que lea esto porque tengo una plataforma porque libros o lo que sea, le pediría que piense en algunas cosas. Muchas más personas contraen cáncer y otros problemas de salud fatales o crónicos. La enfermedad no es un asunto individual. Nuestro mundo está enfermo. Las personas merecen cualquier espacio que necesiten mientras sanan o mueren, pero la enfermedad en sí misma no puede permanecer en privado. Necesitamos poner nuestros tumores, nuestras inflamaciones, nuestras crisis, nuestras lágrimas, nuestros muertos, cargarlos con las manos ensangrentadas y ponerlos en la puerta del capitalismo. No para exigir compensación o reparación, sino como la única explicación que necesitamos, la única palabra de verdad posible, antes de quemarlo todo, Leviatán y todos aquellos que eligen defenderlo en lugar de defender la vida.

El sufrimiento no puede seguir ocurriendo detrás de estas puertas metafóricamente cerradas. Quienes nos cuidan cuando estamos sufriendo son nuestros verdaderos camaradas. Aprende de ellos y cuídalos, por el amor de Dios.

No me apoyes, apóyanos a todos. Este es un problema colectivo.

Tal vez podríamos fomentar luchas por las que valga la pena vivir y morir. Tal vez podríamos imaginar mundos en los que realmente nos gustaría vivir, en los que nos sentiríamos agradecidos de dejar nuestros cuerpos una vez que haya llegado nuestro momento.

Gracias por administrar este sitio y por todo el trabajo que hacen por todos nosotros.

 

Traducción al español por V de Invisible.

Entrevista en ingles por It’s Going Down, 17/9/2023: https://itsgoingdown.org/heating-up-peter-gelderloos-interview/


¿Es necesario el género? Ursula K. Le Guin

 

«¿ Es Necesario El Género?» apareció por primera vez en Aurora, esa espléndida primera antología de ciencia ficción escrita por mujeres, editada por Susan Anderson y Vonda N. McIntyre. Más tarde se incluyó en El Lenguaje de la Noche. Incluso entonces me sentía incómodo con algunas de las declaraciones que hice en él, y la incomodidad pronto se convirtió en un claro desacuerdo. Pero esas eran solo las partes que la gente seguía citando con gritos de alegría.

No parece correcto ni prudente revisar severamente un texto antiguo, como si tratara de borrarlo, ocultando la evidencia de que uno tenía que ir allí para llegar hasta aquí. Está más bien en el modo feminista dejar que los cambios de opinión de uno, y los procesos de cambio, se presenten como evidencia, y tal vez para recordarle a la gente que las mentes que no cambian son como almejas que no se abren. Así que aquí reimprimo el ensayo original completo, con un comentario continuo en cursiva entre corchetes. Solicito y ruego a cualquiera que desee citar de esta pieza en adelante que utilice o al menos incluya estas reconsideraciones. Y espero no tener que imprimir nuevas reconsideraciones en 1997, ya que estoy un poco cansado de castigarme a mí mismo.

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A mediados de la década de 1960, el movimiento de mujeres apenas comenzaba a moverse nuevamente, después de un parón de cincuenta años. Hubo una gran reunión. Lo sentí, pero no sabía que era una marejada; solo pensé que algo andaba mal conmigo. Me consideraba feminista; no veía cómo se podía ser una mujer pensante y no ser feminista; pero nunca había dado un paso más allá del terreno ganado para nosotras por Emmeline Pankhurst y Virginia Woolf.

[El feminismo ha ampliado su terreno y fortalecido su teoría y práctica inmensamente, y de manera duradera, en estos últimos veinte años; pero, ¿alguien ha dado un paso «más allá» de Virginia Woolf? La imagen, que implica un ideal de «progreso», no es una que usaría ahora.]

A lo largo de 1967, comencé a sentir cierta inquietud, la necesidad de avanzar un poco más, quizás, por mi cuenta. Comencé a querer definir y comprender el significado de la sexualidad y el significado del género, en mi vida y en nuestra sociedad. Mucho se había acumulado en el inconsciente, tanto personal como colectivo, que debía ser traído a la conciencia o volverse destructivo. Creo que esa misma necesidad fue la que llevó a Beauvoir a escribir El segundo sexo, y a Friedan a escribir La Mística Femenina, y eso fue, al mismo tiempo, lo que llevó a Kate Millett y otras a escribir sus libros y a crear el nuevo feminismo. Pero yo no era teórica, pensadora política, activista o socióloga. Fui y soy escritora de ficción. La forma en que pensaba era escribir una novela. Esa novela, La Mano Izquierda de la Oscuridad, es el registro de mi conciencia, el proceso de mi pensamiento.

Quizás, ahora que todos [bueno, muchos de nosotrxs, de todos modos] hemos pasado a un plano de mayor conciencia sobre estos asuntos, podría ser de algún interés mirar hacia atrás en el libro, para ver qué hizo, qué intentó hacer y qué podría haber hecho, en la medida en que es un libro» feminista » [tachar las comillas, por favor]. (Permítanme repetir esa última calificación, una vez. El hecho es que el tema real del libro no es feminismo, sexo, género ni nada por el estilo; por lo que puedo ver, es un libro sobre traición y fidelidad. Es por eso que uno de sus dos conjuntos dominantes de símbolos es una metáfora extendida del invierno, del hielo, la nieve, el frío: el viaje invernal. El resto de esta discusión se referirá solo a la mitad, la mitad menor, del libro.)

[Este paréntesis es exagerado; me sentía a la defensiva y resentido porque los críticos del libro insistían en hablar solo de sus «problemas de género», como si fuera un ensayo, no una novela. «El hecho es que el verdadero tema del libro es esto»,  es fanfarronería. Había abierto una lata de gusanos y estaba tratando de cerrarla. «El hecho es», sin embargo, que hay otros aspectos en el libro, que están involucrados con sus aspectos de sexo/género de manera bastante inextricable.]

Tiene lugar en un planeta llamado Gethen, cuyos habitantes humanos difieren de nosotros en su fisiología sexual. En lugar de nuestra sexualidad continua, los gethenianos tienen un período de celo, llamado Kemmer. Cuando no están en Kemmer, son sexualmente inactivxs e impotentes; también son andróginxs. Un observador en el libro describe el ciclo:

En la primera fase de kemmer [el individuo] permanece completamente andróginx. El género y la potencia no se logran de forma aislada. Sin embargo, el impulso sexual es tremendamente fuerte en esta fase, controlando toda la personalidad. Cuando el individuo encuentra un compañero en kemmer, la secreción hormonal se estimula aún más (¿lo más importante es la secreción táctil? ¿olor?) hasta que en una pareja se establezca un dominio hormonal masculino o femenino. Los genitales se hinchan o encogen en consecuencia, los juegos previos se intensifican y la pareja, provocada por el cambio, asume el otro rol sexual (aparentemente sin excepción). Los individuos normales no tienen predisposición a ninguno de los roles sexuales en kemmer; no saben si serán hombres o mujeres, y no tienen otra opción en el asunto, La fase culminante de kemmer dura de dos a cinco días, durante los cuales el impulso y la capacidad sexual están al máximo. Termina de manera bastante abrupta, y si la concepción no ha tenido lugar, el individuo regresa a la fase latente y el ciclo comienza de nuevo. Si el individuo estaba en el rol femenino y estaba impregnado, la actividad hormonal, por supuesto, continúa, y durante los períodos de gestación y lactancia, este individuo sigue siendo femenino…. Con el cese de la lactancia, la hembra se convierte una vez más en un andrógino perfecto. No se establece ningún hábito fisiológico, y la madre de varios hijos puede ser padre de varios más.

¿Por qué inventé a estas personas peculiares? No solo para que el libro pudiera contener, a mitad de camino, la frase «El rey estaba embarazada», aunque admito que me gusta esa frase. No, ciertamente no, proponer Gethen como modelo para la humanidad. No estoy a favor de la alteración genética del organismo humano, no en nuestro nivel actual de comprensión. No estaba recomendando la configuración sexual getheniana: la estaba usando. Era un dispositivo heurístico, un experimento mental. Los físicos a menudo hacen experimentos mentales. Einstein dispara un rayo de luz a través de un ascensor en movimiento; Schrödinger mete un gato en una caja. No hay ascensor, ni gato, ni caja. El experimento se realiza, la pregunta se hace, en la mente. El ascensor de Einstein, el gato de Schrödinger, mis gethenianos, son simplemente una forma de pensar. Son preguntas, no respuestas; proceso, no estasis. Una de las funciones esenciales de la ciencia ficción, creo, es precisamente este tipo de preguntas: inversiones de una forma habitual de pensar, metáforas de aquello para lo que nuestro lenguaje aún no tiene palabras, experimentos con la imaginación.

El tema de mi experimento, entonces, fue algo como esto: Debido a nuestro condicionamiento social de por vida, nos resulta difícil ver claramente qué, además de la forma y función puramente fisiológicas, realmente diferencia a hombres y mujeres. ¿Existen diferencias reales en temperamento, capacidad, talento, procesos psíquicos, etc.?? Si es así, ¿qué son? Solo la etnología comparada ofrece, hasta ahora, evidencia sólida al respecto, y la evidencia es incompleta y, a menudo, contradictoria. Los únicos experimentos sociales en curso que son verdaderamente relevantes son los kibutzim y las comunas chinas—y tampoco son concluyentes, y es difícil obtener información imparcial sobre ellos. ¿Cómo averiguarlo? Bueno, uno siempre puede poner un gato en una caja. Uno puede enviar a un joven imaginario, pero convencional, de hecho bastante cargado, de la Tierra a una cultura imaginaria que esté totalmente libre de roles sexuales porque no hay, absolutamente ninguna distinción fisiológica de sexo. Eliminé el género, para averiguar qué quedaba. Lo que quedara sería, presumiblemente, simplemente humano. Definiría el área que comparten hombres y mujeres por igual.

 

Sigo pensando que esta fue una idea bastante ingeniosa. Pero como experimento, fue desordenado. Todos los resultados eran inciertos; una repetición del experimento por otra persona, o por mí mismo siete años después, probablemente daría resultados bastante diferentes. [Elimine la palabra «probablemente» y reemplácela con » ciertamente.»] Científicamente, esto es de muy mala reputación. Está bien; no soy científico. Juego al juego donde las reglas siguen cambiando.

Entre estos resultados dudosos e inciertos, logrados mientras pensaba, escribía, escribía y pensaba sobre mi gente imaginaria, tres me parecen bastante interesantes.

Primero: la ausencia de guerra. En los trece mil años de historia registrada en Gethen, no ha habido una guerra. La gente parece ser tan pendenciera, competitiva y agresiva como nosotros; tienen peleas, asesinatos, asesinatos, peleas, incursiones, etc. Pero no ha habido grandes invasiones de pueblos en movimiento, como los mongoles en Asia o los blancos en el Nuevo Mundo: en parte porque las poblaciones gethenas parecen permanecer estables en tamaño, no se mueven en grandes masas ni rápidamente. Sus migraciones han sido lentas, ninguna generación ha llegado muy lejos. No tienen pueblos nómadas, ni sociedades que vivan de la expansión y la agresión contra otras sociedades. Tampoco han formado grandes Estados nacionales gobernados jerárquicamente, la entidad movilizable que es el factor esencial en la guerra moderna. La unidad social básica en todo el planeta es un grupo de doscientas a ochocientas personas, llamado hogar, una estructura fundada menos en la conveniencia económica que en la necesidad sexual( debe haber otras en kemmer al mismo tiempo) y, por lo tanto, de naturaleza más tribal que urbana, aunque superpuesta y entretejida con un patrón urbano posterior. El hogar tiende a ser comunitario, independiente y algo introvertido. Las rivalidades entre hogares, como entre individuos, se canalizan hacia una forma de agresión socialmente aprobada llamada Shifgrethor, un conflicto sin violencia física, que involucra superioridad, salvar y perder la cara: conflicto ritualizado, estilizado, controlado. Cuando Shifgrethor se rompe, puede haber violencia física, pero no se convierte en violencia masiva, permaneciendo limitada, personal. El grupo activo sigue siendo pequeño. La tendencia dispersiva es tan fuerte como la cohesiva. Históricamente, cuando los hogares se reunían en una nación por razones económicas, el patrón celular aún dominaba el centralizado. Podría haber un rey y un parlamento, pero la autoridad no se imponía tanto por la fuerza como por el uso del terror por turnos y la intriga, y se aceptaba como costumbre, sin apelar a los ideales patriarcales del derecho divino, el deber patriótico, etc. El ritual y el desfile eran agentes del orden mucho más efectivos que los ejércitos o la policía. La estructura de clases era flexible y abierta.; el valor de la jerarquía social era menos económico que estético, y no había una gran brecha entre ricos y pobres. No había esclavitud ni servidumbre. Nadie era dueño de nadie. No había bienes muebles. La organización económica era más comunista o sindicalista que capitalista, y rara vez estaba altamente centralizada.

Sin embargo, durante el lapso de tiempo de la novela, todo esto está cambiando. Una de las dos grandes naciones del planeta se está convirtiendo en un verdadero Estado-nación, completo de patriotismo y burocracia. Ha logrado el capitalismo de Estado y la centralización del poder, un gobierno autoritario y una policía secreta; y está a punto de lograr la primera guerra mundial.

¿Por qué presenté la primera imagen y la mostré en el proceso de cambiar a una diferente? No estoy seguro. Creo que es porque estaba tratando de mostrar un equilibrio, y la delicadeza de un equilibrio. Para mí, el» principio femenino » es, o al menos históricamente ha sido, básicamente anárquico. Valora el orden sin restricciones, gobierna por costumbre, no por fuerza. Ha sido el hombre quien impone el orden, quien construye estructuras de poder, quien hace, hace cumplir y viola las leyes. En Gethen, estos dos principios están en equilibrio: lo descentralizador frente a lo centralizador, lo flexible frente a lo rígido, lo circular frente a lo lineal. Pero el equilibrio es un estado precario, y en el momento de la novela la balanza, que se había inclinado hacia lo «femenino», se inclina hacia el otro lado.

[Al comienzo de todo el libro, estaba interesado en escribir una novela sobre personas en una sociedad que nunca había tenido una guerra. Eso vino primero. La androginia quedó en segundo lugar. (¿Causa y efecto? ¿Efecto y causa?)

Ahora escribiría este párrafo de esta manera : El» principio femenino » ha sido históricamente anárquico; es decir, la anarquía ha sido históricamente identificada como femenina. El dominio asignado a las mujeres, «la familia», por ejemplo, es el área del orden sin coerción, gobernar por costumbre, no por la fuerza. Los hombres se han reservado las estructuras de poder social para sí mismos( y para las pocas mujeres a las que admiten en términos masculinos, como reinas, primeros ministros); los hombres hacen las guerras y los tratos, los hombres hacen, hacen cumplir y violan las leyes. En Gethen, las dos polaridades que percibimos a través de nuestro condicionamiento cultural como masculino y femenino no son ninguna, y están en equilibrio: consenso con autoridad, descentralización con centralización, flexibilidad con rigidez, circular con lineal, jerarquía con red. Pero no es un equilibrio inmóvil, no existe tal cosa en la vida, y en el momento de la novela, se tambalea peligrosamente.]

 

Segundo: la ausencia de explotación. Lxs gethenxs no violan su mundo. Han desarrollado una alta tecnología, industria pesada, automóviles, radios, explosivos, etc., pero lo han hecho muy lentamente, absorbiendo su tecnología en lugar de dejar que los abrume. No tienen ningún mito de Progreso en absoluto. Su calendario llama al año actual siempre el Año Uno, y cuentan hacia atrás y hacia adelante a partir de ahí.

En esto, parece que lo que buscaba nuevamente era un equilibrio: la linealidad impulsora de lo «masculino», empujando hacia adelante hasta el límite, la lógica que no admite límites, y la circularidad de lo «femenino», la valoración de la paciencia, madurez, practicidad, habitabilidad. Un modelo para este equilibrio, por supuesto, existe en la Tierra: la civilización china durante los últimos seis milenios. (No sabía cuando escribí el libro que el paralelo se extiende incluso al calendario; los chinos históricamente nunca tuvieron un sistema de datación lineal como el que comienza con el nacimiento de Cristo.)

 

[Un mejor modelo podrían ser algunas de las culturas preconquista de las Américas, aunque no aquellas jerárquicas e imperialistas calificadas con aprobación, según nuestros estándares jerárquicos e imperialistas, como » altas.»El problema con el modelo chino es que su civilización instituyó y practicó la dominación masculina tan a fondo como las otras civilizaciones «elevadas». Estaba pensando en un ideal taoísta, no en prácticas como la venta de novias y el vendado de pies, que estamos entrenados para considerar sin importancia, ni en la profunda misoginia de la cultura china, que estamos entrenados para considerar normal.]

Tercero: la ausencia de la sexualidad como factor social continuo. Durante cuatro quintas partes del mes, la sexualidad de un gethenianx no juega ningún papel en su vida social (a menos que esté embarazada); durante la otra quinta parte, lo domina absolutamente. En kemmer, uno debe tener un compañero, es imperativo. (¿Alguna vez has vivido en un apartamento pequeño con un gato atigrado en celo?) La sociedad getheniana acepta plenamente este imperativo. Cuando un gethenianx tiene que hacer el amor, hace el amor, y todo el mundo espera que lo haga y lo aprueba.

[Ahora escribiría este párrafo de esta manera: Durante cuatro quintas partes del mes, la sexualidad no juega ningún papel en absoluto en el comportamiento social de unx gethenianx; para la otra quinta parte, controla absolutamente el comportamiento. En kemmer, uno debe tener un compañero, es imperativo. (¿Alguna vez has vivido en un apartamento pequeño con un gato atigrado en celo?) La sociedad getheniana acepta plenamente este imperativo. Cuando lxs gethenianxs tienen que hacer el amor, hacen el amor, y todos los demás lo esperan y lo aprueban.]

 

Pero aún así, los seres humanos son seres humanos, no gatos. A pesar de nuestra sexualidad continua y nuestra intensa auto-domesticación (los animales domesticados tienden a ser promiscuos, los animales salvajes se emparejan, son familiares o tribales en su apareamiento), rara vez somos verdaderamente promiscuos. Tenemos violación—sin duda, ningún otro animal nos ha igualado allí. Tenemos violaciones masivas, cuando un ejército (masculino, por supuesto) invade; tenemos prostitución, promiscuidad controlada por la economía; y a veces promiscuidad ritual controlada por la religión; pero en general parece que evitamos la licencia genuina. A lo sumo se lo otorgamos como premio al Macho Alfa, en determinadas situaciones; difícilmente se le permite a la hembra sin penalización social. Parecería, quizás, que el ser humano maduro, hombre o mujer, no está satisfecho con la gratificación sexual sin participación psíquica, y de hecho puede tenerle miedo, a juzgar por la tremenda variedad de controles y sanciones sociales, legales y religiosos que se ejercen sobre él en todas las sociedades humanas. El sexo es un gran maná y, por lo tanto, la sociedad inmadura, o psique, establece grandes tabúes al respecto. La cultura madura, o psique, puede integrar estos tabúes o leyes en un código ético interno que, si bien permite una gran libertad, no permite tratar a otra persona como un objeto. Pero, por irracional o racional que sea, siempre hay un código.

Debido a que lxs gethenianxs no pueden tener relaciones sexuales a menos que ambos cónyuges estén dispuestos, porque no pueden violar ni ser violados, pensé que tendrían menos miedo y culpa por el sexo de lo que solemos tener; pero aún así es un problema para ellos, de alguna manera más que para nosotros, debido a la cualidad extrema, explosiva e imperativa de la fase estral. Su sociedad tendría que controlarlo, aunque podría pasar más fácilmente que nosotros de la etapa tabú a la etapa ética. Entonces, el arreglo básico que encontré en todas las comunidades gethenianas es el de kemmer, que está abierto a cualquier persona en kemmer, nativa o extranjera, para que pueda encontrar una pareja [léase: para que puedan encontrar parejas sexuales]. Luego están varias instituciones consuetudinarias( no legales), como el Grupo Kemmering, un grupo que elige reunirse durante kemmer como algo normal; esto es como la tribu de los primates o el matrimonio grupal. O existe la posibilidad de prometer kemmering, que es matrimonio, unión de pareja de por vida, un compromiso personal sin sanción legal. Tales compromisos tienen un intenso significado moral y psíquico, pero no están controlados por la Iglesia o el Estado. Finalmente, hay dos actos prohibidos, que pueden ser tabú, ilegales o simplemente considerados despreciables, según en cuál de las regiones de Gethen se encuentre: primero, no se empareja con un pariente de una generación diferente (uno que podría ser su propio padre o hijo); en segundo lugar, puede aparearse, pero no prometer kemmering, con su propio hermano. Estas son las viejas prohibiciones del incesto. Son tan generales entre nosotros, y con una buena causa, creo, no tanto genética como psicológica, que parecía probable que fueran igualmente válidos en Gethen.

Estos tres «resultados», entonces, de mi experimento, siento que fueron bastante claros y exitosos, aunque no hay nada definitivo en ellos.

En otras áreas en las que podría haber presionado para obtener al menos resultados tan plausibles, ahora veo una falta de reflexión sobre las cosas o de expresarlas con claridad. Por ejemplo, creo que tomé el camino fácil al usar estructuras gubernamentales tan familiares como una monarquía feudal y una burocracia de estilo moderno para los dos países de Gethen que son el escenario de la novela. Dudo que los gobiernos de Gethen, surgiendo del hogar celular, se parezcan tanto a los nuestros. Podrían ser mejores, podrían ser peores, pero ciertamente serían diferentes.

Lamento aún más ciertas timideces o ineptitudes que mostré al seguir las implicaciones psíquicas de la fisiología getheniana. Solo por ejemplo, desearía haber conocido el trabajo de Jung cuando escribí el libro: para poder haber decidido si unx gethenianx no tenía animus o anima, o ambos, o animum. [Para otro ejemplo (y Jung no habría ayudado con esto, más probablemente obstaculizado) encerré innecesariamente a lxs getenianxs en la heterosexualidad. ¡Es una visión ingenuamente pragmática del sexo que insiste en que las parejas sexuales deben ser del sexo opuesto! En cualquier práctica homosexual de Kemmer, por supuesto, sería posible, aceptable y bienvenida, pero nunca pensé explorar esta opción; y la omisión, lamentablemente, implica que la sexualidad es heterosexualidad. Lamento mucho esto.] Pero el fracaso central en esta área surge en las frecuentes críticas que recibo, de que lxs gethenianxs parecen hombres, en lugar de mujeres.

 

Esto surge en parte de la elección del pronombre. Llamo a los getenios » él «porque me niego por completo a destrozar el inglés inventando un pronombre para «él / ella».»[Este» rechazo absoluto » de 1968 reafirmado en 1976 colapsó, por completo, en un par de años más. Todavía me disgustan los pronombres inventados, pero ahora me disgustan menos que el llamado pronombre genérico él / él / suyo, que de hecho excluye a las mujeres del discurso.; y que fue una invención de los gramáticos masculinos, ya que hasta el siglo XVI el pronombre singular genérico inglés era they/them/their, como todavía lo es en el habla coloquial inglesa y estadounidense. Debería restaurarse al lenguaje escrito y dejar que los pedantes y expertos chillen y balbuceen en las calles. En un guión de La Mano Izquierda de la Oscuridad escrito en 1985, me referí a las getenianas no embarazadas o en kemmer por los pronombres inventados a/un / a, inspirados en un dialecto británico. Supongo que esto volvería loco al lector impreso. ; pero he leído partes del libro en voz alta usándolas, y la audiencia estaba perfectamente feliz, excepto que señalaron que el pronombre de sujeto, » a «pronunciado» uh » []], suena demasiado como «Yo» dicho con un acento sureño.] «Él» es el pronombre genérico, maldita sea, en inglés. (Envidio a los japoneses, quienes, según me dicen, tienen un pronombre él / ella.) Pero no considero que esto sea realmente muy importante. [Ahora lo considero muy importante.] Los pronombres no importarían en absoluto si hubiera sido más inteligente al mostrar el componente «femenino» de los personajes getenianos en acción. [Si me hubiera dado cuenta de cómo los pronombres que usaba moldeaban, dirigían y controlaban mi propio pensamiento, podría haber sido «más inteligente.»] Desafortunadamente, la trama y la estructura que surgieron mientras trabajaba en el libro proyectaban al protagonista getheniano, Estraven, casi exclusivamente en roles que estamos culturalmente condicionados a percibir como «masculinos»: un primer ministro (se necesita más que Golda Meir e Indira Gandhi para romper un estereotipo), un intrigante político, un fugitivo, un rompe prisiones, un transportista de trineos ha Creo que hice esto porque estaba encantada en privado de ver, no a un hombre, sino a una mujer, hacer todas estas cosas, y hacerlas con considerable habilidad y talento. Pero, para el lector, omití demasiado. Uno no ve a Estraven como una madre, con sus hijos [strike «his»], en ningún rol que automáticamente percibamos como «femenino»: y por lo tanto, tendemos a verlo como un hombre [coloque «él» entre comillas, por favor]. Este es un verdadero defecto en el libro, y solo puedo estar muy agradecido con aquellos lectores, hombres y mujeres, cuya voluntad de participar en el experimento los llevó a completar esa omisión con el trabajo de su propia imaginación, y a ver a Estraven como yo lo vi [léase: como lo hice], como hombre y mujer, familiares y diferentes, extraños y completamente humanos.

Parece que son los hombres, más a menudo que las mujeres, quienes completan así mi trabajo para mí: creo que porque los hombres a menudo están más dispuestos a identificarse mientras leen con el pobre, confuso, defensivo Genly, el Terrícola, y por lo tanto a participar en su doloroso y gradual descubrimiento del amor.

[Ahora lo veo así: Los hombres se inclinaban a estar satisfechos con el libro, lo que les permitía un viaje seguro hacia la androginia y viceversa, desde un punto de vista convencionalmente masculino. Pero muchas mujeres querían que fuera más allá, que se atreviera más, que explorara la androginia tanto desde el punto de vista de la mujer como del hombre; de hecho, lo hace, ya que fue escrita por una mujer. Pero esto se admite directamente solo en el capítulo «La cuestión del sexo», la única voz de una mujer en el libro. Creo que las mujeres tenían razón al pedirme más coraje y una reflexión más rigurosa sobre las implicaciones.]

 

Finalmente, surge la pregunta: ¿Es el libro una utopía? Me parece que claramente no lo es; no plantea una alternativa viable a la sociedad contemporánea, ya que se basa en un cambio imaginario y radical de la anatomía humana. Todo lo que intenta hacer es abrir un punto de vista alternativo, para ampliar la imaginación, sin hacer sugerencias muy definidas sobre lo que podría verse desde ese nuevo punto de vista. Lo máximo que dice es, creo, algo como esto: Si fuéramos socialmente ambisexuales, si los hombres y las mujeres fueran completa y genuinamente iguales en sus roles sociales, iguales legal y económicamente, iguales en libertad, responsabilidad y autoestima, entonces la sociedad sería algo muy diferente. Dios sabe cuáles podrían ser nuestros problemas; yo solo sé que los tendríamos. Pero parece probable que nuestro problema central no sea el que es ahora: el problema de la explotación, la explotación de la mujer, de los débiles, de la tierra. Nuestra maldición es la alienación ,la separación del yang del yin [y la moralización del yang como bueno, del yin como malo]. En lugar de una búsqueda de equilibrio e integración, hay una lucha por el dominio. Se insiste en las divisiones, se niega la interdependencia. El dualismo de valor que nos destruye, el dualismo de superior / inferior, gobernante / gobernado, dueño/ poseído, usuario / usado, podría dar paso a lo que me parece, a partir de aquí, una modalidad de integración e integridad mucho más saludable, sólida y prometedora.

 

Texto original en Ingles en https://theanarchistlibrary.org/library/ursula-k-le-guin-is-gender-necessary-redux

 

Traducción al español por V de Invisible


El comunismo no nos salvará de nosotrxs mismxs. Leijia Hanrahan

 

Introducción

 

Los más amables y generosos de nuestros amigos quieren llamarlo una decisión, respetar su autonomía y confiar en la dignidad de su deseo de paz. Pero, en palabras de Edna St. Vincent Millay, «Lo sé. Pero no lo apruebo. Y no me resigno.”

 

Leijia y yo fuimos mejores amigas durante más de una década. Ella podría solucionar cualquier problema rápidamente, hacer que te duela el estómago por reír cuando comenzaste a sollozar por una angustia u otra, y destruir elegantemente a cualquiera con palabras, con el tipo de gracia cuidadosa que duele incluso presenciar.

 

Esta pieza, escrita unos años antes de morir, intenta responder a una pregunta que la atormentaba: ¿Qué es estar loca?

 

Existe un concepto ordenado de «enfermedad mental» determinado por una compleja red informal de condiciones biológicas, traumáticas, sociales y estructurales. Los expertos manejan análisis estudiados para crear diagnósticos convenientes, cada uno con una línea punteada que conduce a su solución química formulada, que encaja perfectamente con ciertas nociones de «cuidado» o «apoyo». «Esta narrativa, una de dependencia e impotencia aprendida, me asusta.

 

Leijia se mueve rápidamente a través de diversos puntos de referencia, enfrentando al Instituto Nacional de Salud contra Foucault y Fanon, rastreando la ketamina de las fiestas a las clínicas, imaginando un mundo que exige Prozac y un mundo que simplemente lo incluye. Por supuesto que las drogas funcionan, por supuesto que este mundo es enloquecedor, por supuesto que tenemos cuerpos y mentes desviados. Y, sin embargo, falta algo: lo que ella llama autonomía y significado, que tienen su asiento no en el sujeto adorado por las soluciones reactivas de la ciencia y el cuidado, sino en la potencia de una subjetividad divina que nunca pasa completamente a estos.

 

Su pensamiento es brillante y erudito, como siempre lo ha sido, y sin embargo, más allá de permanecer inacabado, no llega a responder la pregunta directamente, si es que es posible responderla. ¿Qué significa ser, o convertirse, en una persona con este tipo de subjetividad?

 

Leijia sabía que, al final, ni Dios, ni el comunismo, ni «el uno al otro» eran suficientes. Tener un horizonte al que apuntar, cultivar relaciones de reciprocidad e interdependencia, estas cosas pueden ser un bálsamo. Pero la capacidad de actuar es completamente de uno mismo, del propio cuerpo, nacida en la propia mente. El lugar de control se mueve de una posición externa a una posición interna. Los escritores que ella y yo amábamos exigían que cortáramos despiadadamente todo lo imaginario en nuestros sentimientos, que siguiéramos nuestros propios surcos y no copiáramos a otro, y viniéramos por el naufragio y no por la historia del naufragio, la cosa en sí misma y no el mito.

 

Por supuesto, siempre hay otro espejismo. Potente o aterrador, es la única opción.

 

– Banu, noviembre de 2022

 

El comunismo no nos salvará de nosotrxs mismxs.

 

Estoy en un entrenamiento de Primeros Auxilios de Salud Mental obligatorio para el trabajo, presentado por NYC Gouverneur Hospital. Parecería que estoy aquí para aprender sobre los trastornos psicológicos en tercera persona, como si la psicosis fuera totalmente del dominio del otro — y también para obtener un certificado de finalización laminado para llevar a mi supervisor. Cuando el facilitador comienza a darnos una conferencia sobre la disponibilidad ubicua de atención y recursos de salud mental, lo reviso por completo. Me pregunto con indiferencia cuán redundante es esto; cuántas personas en la sala han intentado suicidarse alguna vez. Tuve que reprogramar la terapia para esto.

 

El uso interminable de estadísticas en las discusiones sobre salud mental es un poco patético. Algunos informes estiman que el 18.5% de los adultos estadounidenses sufren de un problema de salud mental u otro; otros estudios sugieren que aproximadamente el 20% de la población adulta del país ya toma algún tipo de medicación psiquiátrica. El continuo entre una dosis casual de Prozac y un cóctel antipsicótico de tres partes adornado con una droga de club de diseño parece irrelevante. Todos estamos locos y la mayoría de nosotros no lo sabemos. O ese parece ser el consenso popular, de todos modos, reforzado o refutado periódicamente por la afirmación popular de que, de hecho, el único loco es Adam Smith; que la concurrencia de tasas récord de suicidios (un aumento del 30% entre 1999 y 2016: 13,4 personas de cada 100.000) y el ritmo acelerado del capitalismo tardío no es una coincidencia. Hay rechazo a la idea de que la desesperación es química. Solo hay evidencia endeble de origen, aprovechada con demasiado entusiasmo por una industria farmacéutica monumentalmente lucrativa e influyente y generaciones de psiquiatras codiciosos.

 

Michel Foucault, por supuesto, escribió extensamente sobre la dinámica de poder devastadora entre los médicos y los etiquetados como locos, argumentando que no hay un lenguaje compartido entre el hombre y el loco. La verdadera base histórica de la psiquiatría como industria fue el miedo a los indeseables. Independientemente de la posición de uno hacia la antipsiquiatría que el trabajo de Foucault ha ayudado a inspirar, esta ausencia de lenguaje suena cierta, como lo confirma fácilmente cualquiera que tenga dificultades para explicar cómo se siente la psicosis a un profesional médico, solo para sentirse abrumadoramente frustrado con los resultados que se les repiten. Pero más allá de la inutilidad de otro viaje a la cita con el médico, a un nivel más general, desde artículos de opinión ligeros hasta conversaciones casuales, esta falta de comprensión, o, más a menudo, esta negativa a comprender, con todas sus obvias motivaciones estructurales, a menudo termina codificada como meramente «estigma en torno a la salud mental.”

 

Los diagnósticos de salud mental son un pantano innecesario que, de hecho, oscurece la realidad de la locura. Elevan los estándares sociales de normalidad muy por encima de la subjetividad individual, y lo hacen de una manera contraria a montañas de evidencia científica que, aunque menos publicitada, es tan convincente como la línea del partido farmacéutico.1 En general, la locura es una construcción exacerbada por los intentos de remediarla, un malentendido deliberado de lo que son simplemente diferentes formas de aprehender el mundo. Otro amigo me recordó el invierno pasado la afirmación de Frantz Fanon de que en un mundo loco, solo la persona cuerda está realmente loca, mientras que todos los demás lo entienden fundamentalmente. La otra cara de este sentimiento sigue la misma línea lógica, y muchos se han hecho eco con razón, más recientemente (para mí) por mi madre: «Esta sociedad enferma a la gente. «No se puede arreglar un cerebro que se rompe a diario por el trabajo asalariado, el patriarcado y los demonios que se parecen a Richard Spencer. En el comunismo, sin embargo, ¿todo el mundo es feliz?

 

Solo puedo informar de lo que he vivido: que la red de diagnósticos de salud mental es al menos tan absurda como todo el mundo dice que es, si no más; que estos diagnósticos son capitalizados sin cesar por buitres de toda variedad; que el estrecho campo en el que la psiquiatría de temas estándar intenta meter experiencias de la mente es una broma ahistórica; sin embargo, sin embargo, es probable que ciertas digresiones de la funcionalidad y la felicidad no sean solo que el mundo esté loco (como lo está) y la industria tratando de obtener ganancias (como lo hace), que estas experiencias pueden ser realmente terribles e incongruentes con cualquier intento de estar vivo, y que cualquier resolución, independientemente de en qué manos sucias pueda jugar, conlleva el valor de su resultado. Este es un tipo extraño de posición intermedia, pero navegar por la salud mental como paciente o incluso simplemente como sujeto implica necesariamente mucho equilibrio, por lo que es un tema apropiado.

 

Las drogas de clubes de diseñadores hacen su entrada. Las primeras investigaciones sobre los beneficios para la salud mental de la ketamina tuvieron lugar en la Universidad de Yale en 2000. Después de años de uso clínico como sedante y uso no indicado en la etiqueta como anestésico, comenzó a estudiarse por su potencial terapéutico en pacientes deprimidos cuyos trastornos son» resistentes al tratamiento», es decir, cuyas circunstancias no mejoran, o al menos no sustancialmente, con medicamentos y terapias tradicionales. La ketamina para la depresión aún no está aprobada por la FDA, pero esto apenas ha frenado su éxito comercial. La droga elude los medicamentos tradicionales, que actúan sobre los neurotransmisores, al remodelar la forma en que se comunican las sinapsis. Como me lo dijo el anestesiólogo que vi, es una solución de hardware en lugar de una solución de software. Para muchas personas que experimentan incluso un trauma leve en sus primeros años de vida, dijo, las sinapsis no se forman correctamente al final del desarrollo neurológico en los últimos años de la adolescencia.

 

Cuando estaba en la secundaria, los niños inhalaban ketamina en fiestas por 20 por golpe. Una dosis clínica es solo una fracción de una dosis callejera, pero una vía intravenosa le costará 4 425 por tratamiento, de los cuales se recomienda que los pacientes prueben seis para comenzar. El seguro no cubre esto, aunque aquellos que tienen la suerte de disfrutar de una cobertura fuera de la red pueden presentar algunos documentos y esperar un reembolso parcial. Se recomienda a los pacientes que responden bien que continúen con las infusiones cada cuatro a seis semanas después de la serie inicial, regresando cada vez que sientan que su estado de ánimo decae; muchos pueden detenerse por completo después de un año y medio. Es lo más cercano a una «cura» que existe. La tasa de éxito comúnmente citada es de aproximadamente el 70%, aunque hay informes de números más altos y más bajos, tanto de ensayos clínicos como de clínicas ambulatorias que ofrecen el tratamiento no indicado en la etiqueta.

 

No se informa que la ketamina tenga efectos secundarios a largo plazo, pero su uso aún es lo suficientemente nuevo como para saberlo. En lo inmediato, la infusión en sí misma aparece como una versión leve de lo que le sucede a su conciencia con la ketamina en dosis más altas. La disociación es común, pero anecdóticamente se observa como un indicador de efectividad en el paciente. La experiencia tradicional del hoyo K es rara en estos entornos. A menudo hay náuseas, contra las cuales se agrega Zofran y/o Reglan a la vía intravenosa como precaución.

 

Probé la ketamina por recomendación de mi psicoanalista. La medicación psicoterapéutica convencional a menudo ayudó, pero no lo suficiente, lo que me convirtió en un candidato ideal para la terapia. Después de una breve conversación con el anestesiólogo que dirigía la clínica, me senté en una silla reclinable en una habitación pintada de un agradable amarillo pastel, me tomaron la presión arterial y me conectaron a un goteo intravenoso. Pregunté sobre escuchar música y me aconsejaron que seleccionara algo optimista y que distrajera, debido a las experiencias negativas de los demás al escuchar algo demasiado oscuro o contemplativo. Mi papá se sentó conmigo. Durante la siguiente hora, tropecé levemente, escuchando mi propia voz como si se hablara desde otro lugar, tratando de aislar los contornos de los objetos en la habitación sin lograr hacerlo, perdiendo mi línea de pensamiento a menudo.

 

Hice esto seis veces en el transcurso de una semana y media. Mi estado de ánimo subió y se desplomó rápidamente; Llamé a la oficina con frecuencia para asegurarme de que todo parecía normal. Hice citas adicionales con mi terapeuta. En los días buenos, leo en el parque, sentado al sol. Hubo días malos: solo fui a trabajar una vez y me fui después de unas horas, habiéndome hundido a una velocidad vertiginosa en una zanja sombría.

 

Al final, mi respuesta fue «atípica», según las evaluaciones del director de la clínica y de mi psicoanalista. Los altibajos continuaron después de que terminaron los tratamientos; alternaba entre sentirme capaz de una forma diferente de estar en el mundo y capaz solo de un tipo de desesperación profundamente clínica. No estaba claro si la ketamina había sido completamente ineficaz, o simplemente más tenuemente efectiva que en las brillantes historias de éxito que había estudiado con entusiasmo en las semanas anteriores.

 

En última instancia, los beneficios potenciales de las infusiones de ketamina son emocionantes pero inaccesibles para la mayoría: hay un número extremadamente limitado de clínicas que ofrecen el tratamiento y solo en ciudades seleccionadas, y el precio es desalentador.

 

De regreso al trabajo, se nos explica que los Primeros Auxilios para la Salud Mental son como cualquier otro primer auxilio: hay socorristas presentes para controlar los daños y actuar como un conducto para profesionales capacitados, y como una solución provisional hasta que estos últimos estén disponibles. Se nos da una larga lista de aflicciones físicas y mentales y se nos dice que las clasifiquemos de menos a más debilitantes en términos de su impacto en la capacidad de vivir, reír, aprender y amar, «las Cuatro ES» que forman los componentes básicos de una buena vida. Debemos recitarlas periódicamente. Nos enseñan qué decirle a alguien que está deprimido, qué decirle a un esquizofrénico paranoide, hacemos dibujos de una persona que tiene un ataque de pánico, recibimos folletos con números de línea directa. El facilitador nos regaña repetidamente por nunca pensar en la salud mental, por no tomar el problema en serio. Tomo descansos frecuentes para fumar cigarrillos.

 

Cuando comencé este artículo, escribí: «el aceleracionismo máximo es Ketamina de diseño o suicidio», asumiendo que el punto de fuga de una vida subjetiva podría ser la alegría o la muerte. Con la invención de la industria farmacéutica llegó la invención de uno u otro. Pensar en el largo plazo es algo complicado: parece que una forma más verdadera de plantear la pregunta en general sería hablar de ventanas de tratamiento, días de enfermedad, la convulsión de lo que sea fugazmente visceral. Cuando se acerca un futuro más lejano, se le ayuda preguntándose, incluso caprichosamente, cómo es el comunismo para los enfermos a quienes se les dice que no están enfermos, los enfermos que son a la vez pacientes y mentirosos, los enfermos cuya enfermedad funciona de afuera hacia adentro tanto como de adentro hacia afuera. Me pregunto sobre el cuidado de la enfermedad que, según algunos relatos, todos tenemos pero que nadie puede ver, la enfermedad que nos han dicho que es realmente solo conciencia, realmente la única salud posible.

 

En la base, no tengo una respuesta porque desconozco cuál es la pregunta. En una conversación de ida y vuelta con un editor, se me sugirió que tratara de concentrarme en si el comunismo nos hará felices o no, o tal vez, si el comunismo no nos hace felices exactamente, si simplemente seremos felices en el comunismo, liberados de los factores estresantes de un modo de producción cuyos efectos preeminentes en la psique son la monotonía y la desesperación. ¿Seguirá habiendo Prozac? ¿Lo necesitaremos? ¿Nos lo perderemos? Si todos los anestesiólogos exorbitantemente ricos están alineados y disparados según un principio revolucionario, ¿cómo mantendremos la ketamina?

 

Podría ser un tipo especial de cinismo lo que me hace creer que la autonomía de los flujos de capital no implica necesariamente autonomía de fallas en la química cerebral; o, si la química cerebral es realmente una explicación que no inicia, de la tristeza como una forma de vida, como una lente omnipresente de comprensión. No creo que el comunismo sea un horizonte absoluto de alegría eterna e inequívoca. Pero sí creo que la belleza de un ideal revolucionario debe residir en su capacidad para comprender la desesperación como un fenómeno psicológico tanto como político, viendo estos terrenos en simbiosis sin fusión total ni falsa separación. Es poco probable que el comunismo nos salve de nosotros mismos, pero daría la bienvenida a una forma poscapitalista de estar en el mundo que nos permita salvarnos unos a otros.

 

Creo que no es demasiado prefigurativo alentar un enfoque más integral de la salud mental. Si las drogas hacen que alguien se sienta mejor, tal vez esté «funcionando» adecuadamente o tal vez sea un efecto placebo, pero los efectos placebo están subestimados; un efecto es un efecto, y no me preocupan relativamente los detalles. Esto es solo para decir que incluso aquellos que no están convencidos de la validez de la psiquiatría contemporánea tendrían dificultades para argumentar que las drogas nunca hacen ninguna diferencia y, como tal, cualquiera que sea la mecánica de esa diferencia, tienen el potencial de ser una opción decente independientemente del humo, los espejos y los deducibles de las recetas. Ya sea que el imperativo sea tomar medicamentos psicofarmacológicos o evitarlos, moralizar es un curso de acción deficiente. Quizás la psicología sea la última frontera del individuo; cuando todo lo demás ha sido comunalizado, todavía nos queda la tristeza no vivida por todos, la ansiedad sin objeto, pero con oraciones por su disipación cuando las fábricas finalmente ardan. (2)

 

A menudo he sentido resentimiento hacia el Proyecto Ícaro. La retórica de» volar demasiado cerca del sol «y los» regalos peligrosos » me molesta en cierto nivel, como si estuviera destinado a estar agradecido por el regalo de la tristeza, como si fuera algo divino y lleno de potencial. No todo en la vida, diría yo, es una bendición disfrazada. Algunas cosas son solo un lastre. Pero he comenzado a pensar que si abrazar este paradigma se siente saludable, es decir, si tiene un impacto neto positivo en la resiliencia de uno mismo, hay poco que ganar descartándolo de plano, en lugar de aceptándolo como una perspectiva o conjunto de potencialidades psicológicas entre muchas.

 

Un aspecto crucial de cualquier proyecto para reinventar la lucha contra la salud mental es cuestionar la idea de la atención. La calidad feminizada de la atención, tal como la entendemos, es una trampa mortal, alineada con la división del trabajo por género en gran medida, que se adelanta a cualquier posibilidad de compromiso colectivo. Cada reunión sobre el trabajo de cuidado a la que los hombres no se presentan solo duplica el mismo mensaje: algunas de nosotras no necesitamos molestarnos con el cuidado. La salud mental se distingue de los huesos rotos precisamente en la medida en que el tratamiento requiere no solo técnica sino también empatía. El imbécil más grande del mundo todavía puede leer una radiografía siempre que tenga dos ojos y un título médico, pero la capacidad de atender adecuadamente el duelo requiere más que una inversión mecánica. Los hombres se eximen de esta inversión a través de la evasión de la socialización inadecuada, esos fragmentos de masculinidad convencional que tomamos como reales. No me refiero a invocar un diálogo aquí sobre » desaprender—: nadie «desaprende» nada, simplemente sintetizamos la experiencia en perogrulladas y tratamos de hacer algo diferente la próxima vez. Simplemente deseo plantear que los proyectos comunistas no deben aceptar simplemente estas divisiones como un hecho inconveniente, ni en general, ni cuando se trata del trabajo de cuidarse unos a otros. Las llamadas en Internet a Venmo a sus amigos por su trabajo emocional podrían transaccionalizar cómicamente las relaciones humanas, pero la noción misma se volvería obsoleta si los destinatarios potenciales de sus $5 no estuvieran tan limitados. Si aceptamos que el cuidado, la empatía y la compasión son únicamente el dominio de aquellos que ocupan una posición aparte de la masculinidad, sacrificamos no solo la salud mental, sino toda posibilidad de modos significativos de compromiso mutuo y todo el potencial revolucionario que pueda derivarse de ello. No vamos a transformar radicalmente el mundo cuidándonos unos a otros, pero podríamos estar mejor equipados para hacerlo, o al menos para superar el día, lo cual, dado que el comunismo es hasta ahora eternamente una visión del mañana, podría decirse que es el primer paso.

 

Sigo sin estar convencido de la mayoría de las cosas: antipsiquiatría, ketamina y la promesa más revolucionaria. Soy dado al escepticismo la mayoría de las veces. Pero estoy bastante seguro de que, sea lo que sea que signifique «tratamiento», requiere un enfoque que opere en tantos terrenos de experiencia como aquellos en los que surge la desesperación: químicos, sociales, estructurales y de otro tipo. La pregunta crítica fundamental debe dirigirse no al sujeto, sino a la subjetividad misma, es decir, no se refiere a las acciones y reacciones individuales, sino a lo que significa ser una persona con capacidad de acción y reacción, y cómo adaptamos esa experiencia a un mundo que busca aplastarla. En el nivel de autonomía psicológica, no hay respuestas incorrectas, excepto la alegación de una respuesta incorrecta. Como interrogatorio de neurotransmisores, los ISRS no excluyen el comunismo como interrogatorio de las fuerzas de la infelicidad. Y, en última instancia, por muy preciso que pueda resultar regularmente un análisis de una sociedad desesperada, si este último interrogatorio presume resolver esas fuerzas en su totalidad, es precisamente esa falta de matices o reflexión lo que probablemente arruinará a todos tan pronto como tengamos la tarea de enfrentar el mundo después de las barricadas.

 

Meses antes de que me viera obligado a aprender sobre Primeros Auxilios para la Salud Mental, recuerdo haberle dicho a alguien que los cerebros son solo cerebros, que no creo que el mío funcione correctamente o no per se, que las reacciones químicas individuales son totalmente idiosincrásicas y que este tipo de función neurológica realmente no existe como un absoluto. Mi psiquiatra me había dicho que necesitaba dejar de beber y mi seguro de Medicaid se negaba a cubrir un antipsicótico que había estado tomando. Perdido por un sustituto adecuado, fumé en cadena en su lugar. Es muy posible que no haya nada «malo» en la mente de nadie, sino que deseamos algo diferente, para nuestras sinapsis, así como para nuestra capacidad de autonomía e impulso en el mundo. Esta es una razón tan buena como cualquier otra para buscarla.

 

NOTAS

1.Mientras componía esta pieza, un amigo me recomendó el Episodio 4 del Podcast Underbelly, que expresa sentimientos similares. °

2.Plan C: «Todos estamos muy ansiosos.”

 

 

Texto en Ingles extraído de @illwilledition

 

Traducción al español por Grupo V de Invisible.