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25 años de la masacre de Carandiru: la gente no olvida, eso todavía sucede!



Por Coordinadora Anarquista Brasilera, 2 de octubre de 2017.

En 2025 se cumplieron 33 años de la masacre.

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No nos olvidamos…

El 2 de octubre de 1992 estuvo marcado por la mayor masacre que el estado brasileño realizó a través de la Policía Militar en una cárcel. Fueron 111 personas muertas en el Carandiru, 89 de ellas aún aguardaban la primera audiencia, todas fueron sentenciadas a la pena de muerte cuando el gobernador de Sao Paulo, Luiz Antonio Fleury Filho, dio la orden a través de su secretario de seguridad, Pedro Franco de Campos, para que la Policía Militar invadiera el presidio para contener un tumulto en los pabellones del Presidio.

La policía militar se hizo presente a través del 1er Batallón de Choque, encabezado por el ex comandante de la ruta, Antonio Chiari, 2do Batallón, bajo el mando de Edson Faroro, 3er Batallones, bajo el mando de Edson Faroro, Grupo de acciones tácticas especiales (Gate), comandado por el mayor Varanderle y Mascarenhas y el Comando de Operaciones Especiales (COE), liderando la operación estaba el coronel Ubiratan Guimaraes, a invitación del director del Carandiru, José Ismael Pedrosa.

La mayor parte de los muertos de la masacre ocurrió en el Pabellón 9, donde estaban los reos primarios y detenidos que aguardaban la primera audiencia, tras la masacre la pericia constató que la mayor parte de los muertos habían sido alcanzados por disparos en la cabeza o en el tórax lo que confirma que fueron víctimas de ejecuciones sumarias.

Ningún policía militar que participó en la masacre fue sancionado, aunque algunos fueron condenados entre 2013 y 2014, la sentencia de condena fue anulada el año pasado, de los 74 policías que fueron imputados por la masacre, 58 fueron promovidos y 7 siguen actuando en las calles de Sao Paulo.

Eso todavía sucede!

25 años después de la mayor masacre en la historia del sistema penitenciario brasileño, Por fallas y descuidos del Estado, no se sabe con certeza el número de personas encarceladas en Brasil se estima que sean más de 622 mil personas, lo que coloca a Brasil como el cuarto país que más encarceló en el mundo.

El año que marca un cuarto de siglo de impunidad de la masacre de Carandiru, registró en sus primeros quince días un número de muertos que supera la masacre de 1992, en la primera quincena de enero de 2017 Brasil ya registraba más de 130 muertes violentas en prisiones, en el primer día del año 56 personas murieron en el complejo penitenciario Anísio Jobim, presidio privado en el Amazonas administrado por la empresa Umanizzare gestión penitenciaria y Servicios Ltda, luego vino la masacre en la Penitenciaría Agrícola de Monte Cristo en Roraima, que dejó 33 muertos, y luego la masacre en la penitenciaría de regaliz en Rio Grande do Norte, dejando 26 muertos, otras muertes ocurrieron en Sao Paulo, Santa Catarina, Paraná.

El hacinamiento de las cárceles viene creando escenas dantescas, como en el caso de Rio Grande do Sul donde personas se acumulan frente a comisarías esposadas dentro de vehículos, en barandas de escaleras e incluso en basureros aguardan por semanas la liberación de vacantes en las cárceles.

Masacres como el de Carandiru o los más recientes saltan a la vista, ganan visibilidad, pues no hay como esconder centenares de muertos a la vez, pero el Estado tiene dispositivos más silenciosos para operar su necropolítica, cuando el Estado no mata, él deja morir a través de las enfermedades no tratadas que se propagan por los presidios como es el caso de la tuberculosis, cuya diseminación incontrolable en los presidios colocó a Brasil en la lista de los 20 países con mayor incidencia de tuberculosis en el mundo.

Ante las masacres y el hacinamiento hay quien afirma la existencia de una crisis, acusando así un mal funcionamiento del sistema penitenciario Brasileño, lo que algunos insisten en llamar crisis nos llamamos proyecto de Estado, pues el superencarcelamiento es apenas otra de las caras del genocidio del pueblo negro y periférico en Brasil.

Por el fin del genocidio del pueblo negro y periférico!

Por una sociedad libre de prisiones!